Vidas paralelas. Francina Armengol y Ximo Puig encabezan gobiernos progresistas de coalición (no siempre con la paz interna deseada), tienen en la reivindicación de una mejor financiación uno de sus ejes de acción, han tenido que cambiar el pulso de sus territorios después de años de hegemonía del Partido Popular, mantienen políticas sociales parejas (Baleares se une ahora, tres años después, a la eliminación del copago) y son asaeteados ahora por la oposición (a un lado y otro del mar) como colaboracionistas de supuestos proyectos catalanizadores.

Así que, dejando al margen las cuestiones del partido que comparten, los dos presidentes socialistas tuvieron una buena lista de asuntos que tratar en la mañana de ayer. No obstante, no había un objetivo específico del encuentro, la primera visita institucional de Puig al Consolat del Mar, la sede del Govern balear en Palma de Mallorca.

A la relación de temas se unió con especial relevancia en las últimas semanas el de las infraestructuras. Baleares está incluida en el corredor mediterráneo y, como al final se ha rescatado el eje Cantábrico-Mediterráneo y la conexión con Lisboa a través de Madrid, se abren nuevas expectativas.

De esta manera, el puerto de València se convierte en un punto estratégico para la conexión de las islas con la fachada cantábrica (la competencia es Barcelona, obviamente) y con la atlántica. Al menos así lo ve la Generalitat, que acudió con el punto de corredor marcado en su agenda para la estancia balear.

Ambos mandatarios socialistas coinciden en su visión estratégica estatal. A Armengol y Puig les viene a contrapié un adelanto de las elecciones generales que, como poco, supone alterarles las agendas propias. Así lo manifestaron a preguntas de los periodistas tras asegurar que el tema no lo tocaron. «Cada momento tiene su afán», afirmó el jefe del Consell citando a Ignacio de Loyola. «Lo importante es trabajar por lo que interesa», dijo Armengol. «El Gobierno [de España] no puede renunciar a los presupuestos de 2019 y no renuncia», añadió Puig.

Las cuentas, sentenció, son esenciales para esas deseadas medidas «transitorias» que mejoren la financiación de la Comunitat Valenciana. «Sin presupuesto no hay posibilidad», advirtió.

La relación con el Gobierno central es mejor, reiteró, pero «mantenemos la reivindicación», compartieron los dos. Armengol y Puig avanzaron en su alianza «efectiva» en una mirada especial sobre una España «diversa».