«Un caballero, un señor, un maestro, la persona que le tocó lidiar lo más difícil en la política». Símiles taurinos y halagos constantes para un ex presidente del Gobierno que fue recibido anoche en Sant Joan d'Alacant como si siguiera siendo la máxima autoridad del país. De hecho, para las personas que abarrotaban el salón, militantes y simpatizantes el Partido Popular en su inmensa mayoría, Mariano Rajoy sigue siendo «su presidente».

La segunda edición del Premio Constitución Española 1978 trajo a Sant Joan a Rajoy, para recoger un galardón creado el año pasado por el PP de esta localidad. Un partido que quiso dar «un doble salto mortal» con este premio y que consiguió atraer anoche a lo más granado de la cúpula política popular, tanto a nivel autonómico como provincial, además, por supuesto, del invitado de excepción. Un Mariano Rajoy que llegó puntual a las 21.15, acompañado de escoltas, que tras bajar del coche y dar los saludos iniciales, fue recibido prácticamente con un «besamanos» donde formaban en fila los ediles del PP santjoanero y los miembros del jurado del premio.

Más adelante le esperaba la prensa, a la que sorteó por completo. No hizo ningún tipo de declaración a los periodistas y únicamente dejaron entrar en el acto a los medios gráficos para tomar las imágenes de rigor de la entrega de premio. Cuando llegaron los discursos, toda la prensa tuvo que salir del salón, algo incomprensible cuando el evento se estaba retransmitiendo en directo por redes sociales. Después de un breve encuentro privado en el interior de la finca, con Isabel Bonig, Pepe Ciscar, César Sánchez, Eva Ortiz, Rafa Candela, la vicesecretaria general de Comunicación del PP, Marta González (única dirigente desplazada desde Madrid), y Manuel Aracil, que realizó las labores de anfitrión, Rajoy entró en el salón con la sintonía del PP de fondo, mientras se abría paso difícilmente entre besos y abrazos. Un ex presidente cercano, bromista, que no lució corbata y a quien desde el primer momento se vio a gusto durante el acto político.

Tras la entrega del premio, la música de las gaitas del Centro Gallego de Alicante irrumpía en el salón, para sorpresa de los presentes y del propio Rajoy que agradecía «a los simpáticos que pensaron en traer esta noche a unos gaiteiros».

Con las mesas decoradas con artículos de la Carta Magna, trozos de «coca amb tonyina» y patatas fritas elaboradas en Sant Joan, los comensales degustaron un menú compuesto por ensalada tibia, carrillada y brownie con helado de turrón. Antes de empezar a cenar, un orgulloso Manuel Aracil que compartía «mesa presidencial» con numerosos «presidentes», ya sean del partido , de ayuntamientos o la Diputación, comparó «salvando las distancias, la soledad del alcalde o del presidente del Gobierno cuando se sienta sin nadie en su despacho».

Por su parte, Isabel Bonig, tras recordar que hace dos años fallecía Rita Barberá, destacó la «firmeza de Rajoy por pararle los pies a los que quisieron romper lo conseguido por muchas generaciones de españoles». Y por último, Rajoy, tras decir que España «es de los mejores países para vivir», aseguró en tono mitinero, en vísperas ya de urnas, que el PP «volverá a ganar las elecciones en la Comunidad Valenciana como lleva haciendo años, Isabel Bonig será presidenta de la Generalitat y Manolo Aracil será alcalde».