El posible adelanto electoral de las elecciones autonómicas en la Comunidad Valenciana vuelve a estar encima de la mesa. La «bala de plata» con la que puede percutir el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, como definió hace unos días el diputado Manolo Mata, espera de nuevo en la recámara. La inestabilidad política en España alimenta otra vez esa posibilidad con la que el jefe del Consell viene amagando desde el verano a la vista de las encuestas que vaticinan, con el viento de cola que llega desde Madrid impulsado por Pedro Sánchez, que el Gobierno del Botànic que comparten el PSPV y Compromís podría repetir durante otro mandato sin ni siquiera tener que contar con los votos de Podemos y con un importante avance de los socialistas. Ahora ese adelanto retorna a la palestra y se instala en la agenda política valenciana.

Todo apuntaba que esa posibilidad, aunque Puig nunca la ha descartado del todo, había quedado aparcada ante la negativa de los otros dos socios del Botànic a mover los comicios. La vicepresidenta Mónica Oltra prefiere mantenerlos en mayo para aprovechar la potencia de los colectivos locales de Compromís en las municipales. Y Podemos necesita ganar tiempo ante el cambio de liderazgo autonómico -Antonio Estañ va a dejar paso, casi con toda seguridad y a falta del trámite de las primarias, a Rubén Martínez Dalmau- pero también a la espera de cerrar el acuerdo con EU y con unas pobres expectativas electorales para esa cita. En este sentido, la imagen de Puig y Oltra firmando con el podemita Estañ el acuerdo para aprobar los presupuestos de la Generalitat de 2019 parecía garantizar la normalidad suficiente para cerrar la legislatura.

Pero, sin embargo, la inestabilidad política en España vuelve a alimentar ese debate que cambiaría todo el mapa político de la Comunidad. Presidencia de la Generalitat rechaza de plano la sugerencia que lanzó este fin de semana el valenciano José Luis Ábalos, Ministro de Fomento y número tres de Pedro Sánchez en el organigrama del PSOE, de unir las generales junto a las municipales, autonómicas y europeas el cuarto fin de semana de mayo de 2019. Un «superdomingo» electoral como nunca antes en la historia democrática de España. Serían nada menos que cinco urnas diferentes y, según explicaron estas mismas fuentes, al presidente Ximo Puig no le gusta ni un ápice un escenario que, obviamente, desvirtuaría por completo los mensajes de una campaña electoral que caería en los grandes debates estatales y que ya se presentaría, desde luego, muy complicada.

Por eso la «bala de plata» vuelve al cargador. Otra cosa es utilizarla. No habrá convocatoria nunca antes de la aprobación de los presupuestos de la Generalitat para 2019 -el trámite no se completará hasta los días previos a la Navidad- y, desde luego, hay dos cuestiones que van a a marcar lo que ocurra: las elecciones andaluzas que se celebrarán el próximo 2 de diciembre y, obviamente, la evolución de la escena política de Pedro Sánchez con su incapacidad para sacar adelante unas cuentas que le faciliten gobernar. Una convocatoria justo el día después de terminar el debate presupuestario permitiría celebrar las autonómicas durante los dos últimos domingos de febrero o a lo largo del mes de marzo. «Es una posibilidad como hasta ahora. Hoy la decisión no está tomada. Mañana no se sabe. No está descartado», zanjaron estas fuentes.