Todos pendientes de la ficha de Ángel Franco. El proceso para elegir al candidato socialista a la Alcaldía de Alicante vuelve a estar otra vez en manos de las decisiones de Ángel Franco. Salvo en 2007 cuando Antonio García Miralles, entonces presidente de la gestora que dirigía provisionalmente el partido tras la dimisión de Juan Antonio Román, maniobró con habilidad para evitar las primarias y colocar a Etelvina Andreu como cabeza de lista, todos los procesos internos para elegir candidato se han resuelto cuando el exsenador ha acabado mostrando sus cartas. Ocurrió en 2011 cuando concedió su apoyo a Elena Martín, entonces secretaria de Organización del PSPV y con la que luego se enfrentó. También pasó en 2015 con Gabriel Echávarri. Y ahora, sin consenso para contar con un independiente pactado como quería la dirección del PSPV, Franco vuelve a ser decisivo. Clave. O apoya a alguien o pone sobre la mesa a un tercer candidato de su grupo. Y todo eso se tendrá que dilucidar antes del próximo martes, cuando se cierra el plazo para la presentación de los posibles aspirantes.

Todo ese proceso, en cualquier caso, parte de un «pecado original»: el segundo gran fracaso en menos de un año de la dirección del PSPV con su secretario de Organización, Jose Muñoz, y por elevación con el propio presidente de la Generalitat, Ximo Puig, a la cabeza. Fueron incapaces de retener la Alcaldía de Alicante cuando se produjo la forzada dimisión de Gabriel Echávarri acosado por dos procedimientos judiciales -el despido de la cuñada de Luis Barcala y el troceado de contratos de Comercio- para situar a Eva Montesinos al frente del gobierno municipal. Eso hubiera acabado con este segundo debate: la elección de un candidato que ha vuelto a evidenciar las dificultades del PSPV para manejar la compleja situación del socialismo alicantino. A pesar de retrasar el calendario para ganar tiempo de negociación, la cúpula del PSPV, una vez más, ha fallado en Alicante. Ni hay «mirlo blanco» -aún se esperaba algún movimiento este fin de semana pero con poca convicción- ni hay consenso de ningún tipo. Y, por tanto, todo vuelve a la casilla de salida: Franco, controlando el grupo mayoritario de la agrupación y con el mando de la ejecutiva local con Miguel Millana como secretario general, tiene en sus manos el control de los tiempos y la posición decisiva.

¿Dónde acabará colocando Ángel Franco esa «ficha» en esta suerte de ruleta rusa a la que se vuelve a enfrentar el socialismo alicantino? Esa es la incógnita de las próximas horas. Tendrá que tomar una decisión antes del próximo martes. El exsenador va a seguir al pie de la letra las instrucciones que le vaya sugiriendo el PSPV y Ximo Puig. ¿Por qué? Franco sabe que es el mejor salvoconducto para, a posteriori, cobrarse esa factura y mantener a sus peones en las candidaturas. Tanto en las Cortes Valencianas como en la municipal de Alicante, de cara a controlar el futuro grupo socialista en el consistorio y pagar «favores» a algunos de sus socios políticos dentro del partido. Así que estará a disposición del PSPV para respaldar una opción que pudiera generar un margen de acuerdo -sea un independiente o ya un militante de cierto prestigio y al margen de luchas internas dentro de la organización- que pudiera surgir en el último minuto. Franco quiere trasladar la imagen, al menos de cara a la dirección del PSPV, de que la imposibilidad de un acuerdo no ha sido, en esta ocasión, por su culpa.

Y si esa primera alternativa falla, el exsenador, con votos suficientes para mantener el control a pesar de que una parte de su tropa que apoyaba al exalcalde Echávarri se ha alineado con Eva Montesinos, tendrá que tomar la decisión de presentar un aspirante de dentro de su propio grupo. Alguien que tendría, desde luego, opciones de ganar en unas primarias que, en cualquier caso, son abiertas a simpatizantes y que, por tanto, pueden ser de resultado incierto. Pase lo que pase, sin embargo, la agrupación socialista de Alicante ya ha vuelto a evidenciar la debilidad de sus costuras. Eva Montesinos suma una ensalada con parte del «franquismo» y con los que ven la oportunidad de unir sus fuerzas a la edil para acabar con el exsenador. El «sanchista» José Asensi aglutina a los que siempre se oponen a Franco pero dudarían si esos votos les dieran la victoria. Y el propio Ángel Franco sigue teniendo la llave maestra. Todo vuelve a girar dentro del socialismo alicantino a su alrededor. Como siempre.