Como viene siendo norma en los últimos años, el acto institucional de celebración del 9 d'Octubre en el Palau de la Generalitat de València generó una escasa presencia de la provincia más allá de los dos consellers alicantinos, de altos cargos de los diferentes departamentos o de parlamentarios autonómicos. César Sánchez dejó la representación de la Diputación en manos de Carlos Castillo, concejal de Alicante y vicepresidente cuarto. También estuvo en el «cap i casal» el portavoz de Guanyar en el consistorio alicantino, Miguel Ángel Pavón, además del secretario general del PSPV en la capital alicantina, el exconseller Miguel Millana; la presidenta del PSPV, Juana Serna; el presidente de la Cámara de Comercio, Juan Bautista Riera; o Luis Berenguer, en representación de la EUIPO. Pare usted de contar.

Fue un acto marcado, desde luego, por la cercanía de las elecciones autonómicas en el que se congregaron los principales candidatos a la Generalitat con la única duda del alicantino Antonio Estañ, secretario general de Podemos en la Comunidad, que se sentó con el resto de síndics en las Cortes y sobre el que planea una crisis de liderazgo en un momento crítico para las aspiraciones de los morados. Estuvieron en la cita del Palau de la Generalitat Isabel Bonig, del PP; o Toni Cantó, de Ciudadanos; además del propio presidente y aspirante socialista Ximo Puig; o de Mónica Oltra, candidata de Compromís y vicepresidenta, que tuvo un gesto cuando leyó la concesión del premio al Juzgado de Aguas de Orihuela. Habitual usuaria del valenciano para su comunicación política, Oltra cambió al castellano durante ese momento en atención al predominio lingüístico de la comarca de la Vega Baja.

Un 9 d'Octubre en el que la exministra Carmen Alborch intervino en nombre de los premiados tras recibir la Alta Distinción junto al dispositivo del Aquarius y en el que sólo acudieron dos de los expresidentes: Joan Lerma y Alberto Fabra. Eduardo Zaplana, en prisión acusado de corrupción, no acudió por vez primera desde que dejó el Palau de la Generalitat y Francisco Camps, con una triple imputación, tampoco se dejó ver en el Saló de Corts. Y otro detalle que no pasó desapercibido. En primera fila, junto al ministro José Luis Ábalos y al alcalde de València, Joan Ribó, se sentó Iván Redondo, el «gurú» de Pedro Sánchez con rango a día de hoy de secretario de Estado.