El presidente de la Diputación de Alicante se ha dotado de su propia «guardia de corps» y ha dejado a tan solo cuatro asesores en su entorno más cercano tras hacer purga dentro de su equipo más cercano. «Los cuatro» de César Sánchez que vigilarán la estrategia institucional y política del presidente en la recta final de su mandato -que aspira a repetir tras las elecciones municipales y autonómicas de 2019- son el presidente local del PP de Alicante, Toño Peral; su jefe de políticas municipales y exalcalde de Benissa, Juan Bautista Roselló; su jefa de Comunicación y responsable de prensa de la institución provincial, María Barrios; y una asesora de Sánchez en el Ayuntamiento de Calp, Xenia Torres, que ocupará el puesto de Pablo Sandoval, que ha dejado su plaza en la institución alicantina para retornar a una entidad bancaria.

En estos cuatro cargos depositará César Sánchez a partir de ahora cuestiones estratégicas fundamentales ligadas a la coordinación de los municipios, la potenciación de su imagen y el papel de contrapeso que la institución quiere ejercer ante el Consell desde que Sánchez llegó a la presidencia de la Diputación tras el veto de Ciudadanos al nombramiento de José Císcar.

Por contra, en la purga entran nombres ligados al «sorayismo». Sánchez ha sacado de su núcleo de máxima confianza al asesor de comunicación Miguel Ángel Bango, que pasa ahora a estar adscrito al grupo popular llevando el peso digital de la bancada. Desde el entorno de Presidencia se niega rotundamente que se haya hecho una «purga» de cargos y que los «mínimos» movimientos efectuados responden a un refuerzo de la actividad del grupo popular de cara a elecciones. Bango, vinculado a José Miguel Saval y a José Císcar, trabajó a favor de Soraya Saenz de Santamaría en la guerra interna del PP que midió a la exvicepresidenta con el actual líder nacional del partido, Pablo Casado.

Bango se ha ido ahora al grupo -con cambio de ubicación incluido- a compartir despacho en la calle Tucumán con el asesor de Sánchez que coordina al grupo, Rafa Candela, número tres del PP provincial y hombre de confianza de Císcar. César Sánchez ha derivado también al grupo popular a Juanjo Berenguer, alcaldable del PP en El Campello y vicesecretario de Organización dentro de la cúpula provincial del partido.

Centralización

María Barrios, que se ha hecho con el mando de toda la parte ligada a la comunicación pública del presidente, ha absorbido funciones de Bango en el área de publicidad y comunicación en una apuesta del mandatario por el control de su imagen a ocho meses de las elecciones. Barrios, que forma parte de la ejecutiva local del PP, es una de las piezas en las que el presidente más ha confiado desde que la fichó tras la marcha de su exjefe de Comunicación, José Santamans. Mientras tanto, Juan Bautista Roselló y Toño Peral llevarán el peso interno de las decisiones del presidente, a los que se suma otra mujer, Xenia Torres, quien era asesora de César Sánchez en Calp y a quien se ha llevado a la Diputación en sustitución de Pablo Sandoval, que se incorporó hace año como coordinador de Presidencia y que se ligó a la figura de Carlos Castillo. Torres, un activo de Sánchez para la gestión municipal de Calp, queda así reclutada por la institución provincial tras el anuncio de Sánchez de no optar de nuevo a la Alcaldía de Calp, pero sí a la presidencia de la Diputación, para lo que ya cuenta con el aval de Císcar.

El momento elegido por César Sánchez para llevar a cabo una reestructuración en su entorno más cercano no es baladí. Ha sabido cuándo dar el empujón final. El jefe de la Diputación se ha esperado a asegurar su vínculo con la ejecutiva nacional del PP -Pablo Casado le dio una secretaría en la ejecutiva nacional-; ha sacado de su núcleo más próximo a los hombres cercanos al «sorayismo» y ha cogido perspectiva ante la llegada de los comicios para rodearse de sus «cuatro» manos derechas y reforzar por otro lado el trabajo del grupo provincial ante las elecciones. El movimiento político ha afectado solamente a los asesores. No ha tenido recorrido en la política de primera fila (los diputados se mantienen con sus competencias) y para César Sánchez guardar esa estabilidad es transmitir que todo está bien aunque sea evidente que se mueven.