Las Cortes Valencianas inauguran hoy la recta final de la legislatura con un debate de Política General -el último de este mandato del Consell surgido del Pacte del Botànic- en el que el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, por encima de promesas o de proyectos que ya tiene casi imposible culminar por el tiempo que resta de mandato, ofrecerá una intervención dedicada a marcar la agenda política de los próximos meses con el objetivo de esbozar la situación de la Comunidad en un tono claramente preelectoral. Habrá propuestas de gestión. Pero primará el relato con los «innegables» avances que, en opinión de la Generalitat, se han producido durante los últimos tres años desde que se produjo el relevo en la Generalitat con la caída del PP y la llegada de la izquierda.

El jefe del Consell, Ximo Puig, hablará de la diferencia entre la imagen de la Comunidad en 2015 con graves problemas de corrupción y la actual con el posicionamiento de su gobierno en la escena de España; al tiempo que hará un repaso de la mejoría de los cinco principales indicadores económicos con los que se encontró cuando se instaló en el Palau. Como alternativa a explorar durante los próximos meses, Ximo Puig pondrá encima de la mesa las posibilidades de negociación que en su opinión se abren en cuestiones como la financiación autonómica o el reparto de inversiones con el relevo en la Moncloa, una idea que ya esbozaba en la comunicación que remitió el Consell el pasado jueves al parlamento valenciano a modo de declaración para el debate. Pero también marcará posición del papel de la Comunidad frente a los riesgos que se están abriendo en una Europa marcada por el auge de la ultraderecha. «La realidad es la que es», resumieron desde Presidencia. Inicialmente, Puig trabajó con un texto para su intervención de corte más técnico pero pidió rehacerlo para darle ese relato político del que careció su discurso en 2017.

Sobre la sesión, sin ninguna duda, planeará la sombra del adelanto electoral con el que Ximo Puig va jugando a modo de reclamo a sabiendas, sin embargo, de que va ser muy complicado -casi imposible- de que se produzca por el rechazo de sus socios de Compromís y Podemos. Sea como fuere, será un debate capitalizado por unos comicios autonómicos marcados por la lucha de bloques a derecha y a izquierda y que, se adelanten o no, se celebrarán en pocos meses. Todos ya miran hacia esos comicios. Los socialistas y Compromís presentarán juntos todas las propuestas de resolución para recuperar la imagen de unidad perdida en las últimas semanas. Y Podemos apretará sin ahogar para facilitar que la legislatura se agote. Las tres formaciones defenderán sus logros a pesar de las diferencias. Discrepancias dentro del Consell del Botànic en las que hurgará Ciudadanos que también sacará el argumento de la crisis catalana. El PP de Isabel Bonig dividirá su intervención en dos partes: una feroz crítica a la gestión con esa referencia la supuesta «catalanización» de la Comunidad y un bloque de propuestas que pondrá sobre el tapete para ofrecerse como alternativa electoral. Una cita con las urnas de la que ya todo el mundo está pendiente.