Iniciado ya el curso político y sin necesidad de tener que alimentar la agenda con serpientes veraniegas para mantener la tensión, el Consell intenta llegar al debate de Política General que arranca en las Cortes el martes de la próxima semana -fecha que marca el inicio de nueve meses vertiginosos hasta las elecciones locales y autonómicas de 2019- con la cara limpia pero sin llegar a un «lifting», el pelo peinado y hasta, si es posible, con un toque de colonia. Arreglado pero informal. Después de semanas de polémicas entre los socialistas y Compromís -socios principales del gobierno- sobre las que ha planeado, incluso, la posibilidad de un adelanto de los comicios alimentado por el entorno de Presidencia, el jefe del Consell, Ximo Puig, se reunió ayer, en el primer día después de las vacaciones, con el líder de Podemos, Antonio Estañ, para dejar claro que, al menos de momento, no se abrirán las urnas y que ahora ya todo se centra en culminar la gestión antes de llegar a la cita con las urnas prevista para mayo de 2019.

El encuentro se produce justo después de que la pasada semana Ximo Puig ya se reuniera con Mónica Oltra, vicepresidenta y líder de Compromís, para limar asperezas a sabiendas de que la distancia entre los dos socios principales se abrirá poco a poco para diferenciarse de cara a la cita con las urnas y de que, una vez pasen los comicios, si los números dan, tendrán que volverse a sentar para pactar. A ambos, tanto al jefe del Consell como al líder morado, la convocatoria les venía como anillo al dedo. A Puig para zanjar, al menos por ahora, el enredo del adelanto electoral: el presidente verbalizó que le gustaría singularizar el calendario electoral valenciano y separarlo del resto de España pero admitió que sólo lo puede hacer con el respaldo de sus socios. O sea: no lo hará. Y al alicantino Antonio Estañ para intentar conseguir una cierta visibilidad en un escenario muy complicado para Podemos. A la baja en todos los sondeos que se publican y atenazado en la Comunidad. Sin rentabilizar el gobierno y sin poder ejercer como oposición. No le queda otra solución a Estañ: pura supervivencia política.

El líder de Podemos ha optado por la vía de erigirse en una especie de pacificador. Propuso una convocatoria urgente de la comisión de seguimiento del Botànic para este jueves. Justo antes del debate del martes. Una propuesta en la que se mostró de acuerdo Puig. Ahora la pelota está en el tejado de Compromís, que también se opone a un adelanto electoral y que necesita suavizar su relación con los socialistas. «Ha habido lealtad y así espero que continúe hasta el final de la legislatura. La estabilidad ha sido un elemento clave», zanjó Puig que marcó «tareas» a las que, con toda seguridad, se referirá en su intervención del martes. «Hay más de 20 leyes por aprobar. Nuestro gran problema continúa siendo el paro. Hay muchos asuntos pendientes y muchísimas heridas en esta sociedad y se trata de ir suturándolas», argumentó. «Quedan temas sin resolver en la agenda valenciana a tratar con Madrid, como la financiación autonómica e inversión en la Comunidad», dijo Ximo Puig a pesar de que Pedro Sánchez le puso otro palo en las ruedas. El presidente del Gobierno dejó en el aire la fecha para lanzar «su» presupuesto y consideró «inverosímil» aprobar la financiación durante esta legislatura. Malo para la Comunidad Valenciana.