El incendio de los últimos tres días en el seno del Botànic ha marcado la estrategia electoral que los principales socios del ejecutivo valenciano -PSPV y Compromís, que gobiernan en la Generalitat Valenciana con el apoyo parlamentario de Podemos- llevarán a cabo en la carrera hacia las elecciones municipales y autonómicas previstas para mayo de 2019. Ambos partidos, que compiten fuertemente por ganarse el espacio electoral de izquierdas en la Comunidad Valenciana, están evidenciando más que nunca desde que llegaron al poder en 2015 el desmarque como fuerzas políticas con sello propio.

Los socialistas valencianos empiezan a vender los logros alcanzados en la Comunidad gracias a las negociaciones con el gobierno de Pedro Sánchez, como se ha visto con los 850 millones de euros ofrecidos por el Estado a la Comunidad tras las negociaciones por el voto de la Generalitat al nuevo objetivo de déficit en el Consejo de Política Fiscal y Financiera. Por su parte la coalición valencianista se está situando como la única formación capaz de defender los intereses de los valencianos. Ante un posible adelanto de los comicios -que ayer negó de forma rotunda el portavoz del PSPV en las Cortes Valencianas, Manuel Mata- la coalición de izquierdas ya tiene un discurso clave que explotar.

Eso llevará a Compromís a desmarcarse del PSPV en cuanto a reivindicaciones que hasta ahora se habían visto de forma conjunta y en las que el PSPV ha rebajado el tono, como el techo de gasto y el objetivo de déficit, pendiente de aprobarse en el Congreso o la financiación autonómica. Y habrá que ver qué pasa con los presupuestos del año que viene. Tres temas claves de la agenda valenciana que los valencianistas ligarán a sus esfuerzos por defender los intereses de la Comunidad y que utlilizarán, de momento, pidiendo una reunión con la Ministra de Hacienda, Maria Jesús Montero, para «intentar mejoras» y «hacer valer los cuatro votos de Compromís», según señaló el diputado alicantino y portavoz de Economía de Compromís en el Congreso, Ignasi Candela.

Conforme se iba acercando la precampaña, PSPV y Compromís iban aumentado las tensiones. El incremento de los roces estaba previsto, pero el incendio de los últimos días ha adelantado las discrepancias que ambas formaciones tenían claro, desde mucho antes, que habría que evidenciar. De hecho, las últimas disputas por el objetivo del déficit y a cuenta de la oficina de denuncias que ha enfrentado a la consellera de Justicia Gabriela Bravo y a la vicepresidenta Mónica Oltra no se han tapado ni un ápice: se han aireado en Twitter como el que sacude una alfombra para enseñar la cantidad de polvo que acumula.

Ferrando: «Ya basta»

Ayer la red social del «pajarito» aún echaba humo. La secretaria autonómica de Hacienda que dirige Vicent Soler estalló en su cuenta de Twitter y criticó que los socialistas dieran el apoyo de la Generalitat al nuevo déficit marcado por el Gobierno central. «Lo que estaba pactado con Compromís y el Conseller directamente conmigo era la abstención. Ya está bien», escribió Clara Ferrando, número dos de la Conselleria y puesto de la cuota de Compromís (Soler procede del PSPV). Ferrando encendió un tono más el «mosqueo» de los socios del PSPV en el Consell por el voto a favor de la Generalitat Valenciana a la relajación del déficit.

Mónica Oltra quería arreglar cuentas con Ximo Puig por todo este embrollo este domingo en Morella, pero le será difícil porque el presidente, que lleva varios días de vacaciones en su pueblo natal, tiene previsto un viaje justo este fin de semana, según aseguraron a este diario fuentes cercanas a Presidencia, que subrayaron que se trata de un viaje personal previsto hace tiempo que nada tiene que ver con un plante a la «vice». De hecho, desde el núcleo duro de Puig se avisó por la tarde a Oltra de que el jefe del Consell no estará en Morella el domingo. La vicepresidenta dijo ayer por la mañana que esperaba poder hablar con Ximo Puig este domingo en Morella, adonde acudirá a ver el Sexenni, para «reencontrar la esencia del éxito del gobierno del Botánic», que definió como «el diálogo, la gestión de la pluralidad, el respeto y la comunicación permanente y el acuerdo». Todo ello después de acusar a los socialistas de haber roto el pasado miércoles unilateralmente el acuerdo de abstención ante el objetivo del déficit a cambio de 850 millones extra.

Oltra admitió que es «obvio» que faltó comunicación con sus socios porque la decisión fue «unilateral por las razones que sean», y dijo esperar hablar con Puig sobre ello «porque no fue una decisión consensuada, y los resultados insuficientes». «Se podía haber trabajado una propuesta mejor para los valencianos y que se trate nuestra singularidad. Necesitamos una reparación singular, no que nos den lo mismo que las otras comunidades autónomas porque si no, seguiremos maltratados», añadió en declaraciones recogidas por EFE. Otra píldora más que vislumbra que poco a poco Compromís se venderá como la única fuerza capaz de defender las reivindicaciones claves de la Comunidad Valenciana. Porque difícilmente el PSPV podrá romper sin daños mutuos con el Gobierno de Sánchez ante el llamado «problema valenciano», una cuestión ante la que Puig apostó por una dura política de confrontación con Mariano Rajoy como presidente.