Los partidos en la oposición en la Diputación de Alicante pedirán en el próximo pleno de la institución provincial, que se celebrará en septiembre a la vuelta del periodo estival, la reprobación y cese del vicepresidente de la Diputación, Alejandro Morant, por sus manifestaciones de corte xenófobo vertidas en su Facebook y que borró minutos después. Las formaciones de izquierdas se han puesto en contacto para ver si la medida que solicitarán al presidente de la institución provincial, César Sánchez, se lleva a cabo de forma conjunta al estar tanto el PSPV, Compromís y EU de acuerdo en exigir que el también diputado de Hacienda y alcalde de Busot se quede sin cargos institucionales que conlleven representar a la sociedad alicantina.

«Creemos que las manifestaciones de Morant han sido lo suficientemente graves como para que sea algo conjunto», señaló ayer el portavoz del PSPV en la Diputación, José Chulvi, que admitió que no estaba claro qué formato tomará esa iniciativa. La diputada de EU, Raquel Pérez, dijo por su parte que lo que espera es que el propio PP reaccione ante «algo intolerable» y que no sea la oposición quien llegue a pedirlo.

Este acuerdo, que podría fraguarse en el pleno ordinario de septiembre, no contará con el diputado tránsfuga Fernando Sepulcre. El no adscrito, báculo del PP en la institución alicantina al gobernar los populares en minoría, tiene claro que no pedirá el cese de Morant, que no le reprobará «como no he reprobado a ninguno de los cargos para los que se ha pedido esta medida ni en el Ayuntamiento de Alicante ni en la Diputación», según aseguró ayer a preguntas de este diario. Además, amenazó con retirar su apoyo al PP si los populares dan en el hemiciclo provincial respaldo a una reprobación a Morant.

La iniciativa, que aún tiene que ser ratificada por todos los grupos -la otra opción es pedir medidas por separado- marcará el inicio de curso en la institución que dirige César Sánchez, donde el escenario político contará con nuevos factores de inestabilidad en los meses previos a las elecciones municipales y autonómicas.

Por un lado, el partido cuenta con un nuevo líder nacional pendiente de lo que decida el Tribunal Supremo sobre su máster. Por otro, el partido que más unido se ha mostrado en las distintas batallas arrastra una profunda crisis por la corrupción y la batalla por el liderazgo nacional. En Alicante tiene una brecha abierta, con una dirección provincial que luchó contra la opción del nuevo líder del PP, Pablo Casado, con quien se alineó el presidente de la Diputación. Por si fuera poco, uno de los hombres que defendió a Casado en la provincia está cercado por acusaciones de xenofobia que se ganó a pulso a través de comentarios de corte racista.

Respecto a su vicepresidente, César Sánchez guarda silencio sepulcral. Ayer, fuentes de Presidencia explicaron que está de viaje y que no hará declaraciones oficiales hasta que decida el Comité Regional de Derechos y Garantías del PP, donde el «aparato» provincial ha remitido las manifestaciones de Morant por si hay que abrirle un expediente disciplinario, un gesto con el que el presidente provicial del PP, José Císcar, ha dado un golpe sobre la mesa para evidenciar quien manda, al menos todavía, en el partido en Alicante.