Partidario de una línea cada vez más dura en la gestión de la inmigración, similar a la que están adoptando los líderes europeos más populistas, al presidente nacional del PP, Pablo Casado, le ha salido en Alicante un alumno aventajado. Quizás demasiado. El vicepresidente de la Diputación Alejandro Morant, partidario de Casado en el último proceso de primarias de los populares, armó ayer por la mañana un fabuloso revuelo al exigir a través de las redes sociales la puesta en marcha de «un plan de deportaciones masivas» para los inmigrantes llegados a España y subrayar la necesidad de «cerrar las fronteras».

El durísimo tono del también alcalde de Busot, que poco después se vio obligado a retirar muy enfadado su mensaje, desató además el malestar de buena parte de la cúpula provincial del PP, que en la reciente liza interna del partido había hecho campaña por la exvicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría frente a Casado.

Morant llegó a imprimir a su mensaje un sesgo religioso al aseverar que «esto no es inmigración, es una invasión silenciosa que acabará con el mundo occidental convirtiéndolo al Islam. Tiempo al tiempo». «En unos años nos arrepentiremos», agregó el responsable popular trazando así un sombrío futuro. Fue con el fin de evitarlo que Morant propuso eso de las deportaciones y la clausura de las fronteras. Pero también abogó por más «soluciones» como «eliminación de ayudas y privilegios» o «endurecer las leyes» ya que «nacer aquí no te hace español». Y por supuesto se mostró entusiasmado con la manera en la que está tratando el asunto el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Por eso, recomendó «dar autoridad a jueces y policías como en EEUU».

Debate con... España 2000

El jefe de Morant en la Diputación, César Sánchez, que también es afín a Casado, declinó pronunciarse sobre los comentarios de su vicepresidente, que en cambio encontró un interlocutor mucho más incómodo: José Luis Roberto Navarro, el jefe en la Comunidad Valenciana de España 2000, un partido de extrema derecha sin representación parlamentaria y de corte xenófobo. Navarro sí se mostró dispuesto a debatir con Morant de esta cuestión. Y le contestó que «menos bla bla bla. Sobran políticos profesionales. Nosotros sabemos cómo solucionarlo», advirtió.

De cualquier modo la tensión a lo largo de la mañana alcanzó tal dimensión, especialmente en el seno del PP, que Morant, que había publicado su texto sobre las diez de la mañana, acabó por retirarlo hacia las tres de la tarde. Eso sí, sin ningún signo de arrepentimiento y profundamente indignado con las críticas recibidas: «Acabo de borrar la publicación que hice esta mañana para que la manada de horcos que coartan la libertad de expresión se siga cebando conmigo». Aún así, no matizó su posición en demasía: «Creo que dije lo que el 80% de la población piensa. Inmigración sí, pero regulada y que se adapten a nuestras leyes, costumbres y cultura».