Iniciado ya el año definitivo para el pacto de izquierdas que gobierna la Comunitat Valenciana, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, y la vicepresidenta, Mónica Oltra, exhibieron ayer unidad en las formas y en el fondo después de meses de tensión y de conflictos internos en un gobierno bipartito gestionado en minoría aunque apoyado en las Corts por el socio crítico Podemos.

Llega el momento definitivo en el que los dos partidos que administran la mayoría de instituciones valencianas se la juegan y en el que forzosamente tendrán que marcar distancias y tomar caminos separados en los próximos meses por exigencias electorales.

Pero ambos están convencidos de que tras las elecciones tendrán que volver a sentarse a la mesa negociadora para conformar una segunda parte del Pacte del Botànic siempre que los resultados permitan esa posibilidad y en un Consell en el que si se da la aritmética entraría Podemos. Con esa reedición del Botànic pero también con las elecciones ya a la vista encaran los dos partidos gobernantes los meses más decisivos.

«No es un proyecto para cuatro años, tiene que ir más allá», resumió el presidente sobre su pretensión de llevar el pacto a la siguiente legislatura. Tanto Puig como Oltra creen que el pacto tiene que ir más allá de cuatro años porque quedan muchas cuestiones pendientes. Así lo explicaron en una rueda de prensa inédita ya que es la primera vez en tres años en que comparecen juntos tras un pleno del Consell, donde siempre es la portavoz la que da cuenta de los temas tratados. Por eso la de ayer tenía su relevancia y ambos se esforzaron en dar imagen de unidad y sintonía. Tanto Puig como Oltra coincidieron en lo esencial en la valoración de la gestión de tres años del Botànic: la recuperación de la autoestima de los valencianos tras años de corrupción, la mejora de todos los indicadores sociales y económicos y el resarcimiento de derechos que habían desaparecido, en sanidad, copagos o medios públicos de información. Puig lo resumió con un cambio de paradigma: «De la especulación a la innovación y de la corrupción al acogimiento», en referencia a la reciente llegada de los inmigrantes del Aquarius.

El primer gobierno plural

Oltra puso en valor que el del Botànic es el primer gobierno plural de la historia democrática y que en contra de lo que aventuró el PP no ha llegado «el apocalipsis». Este trienio de gobierno ha venido marcado por la atención a las emergencias y las decisiones más simbólicas en el primer año, como la sanidad universal, la desaparición de los copagos, el impulso a la dependencia, la renta garantizada o la gratuidad de libros.

El segundo, en opinión de la vicepresidenta, fue el de los cambios estructurales, como la rebaja de impuestos para millón y medio de valencianos o el plan de dignificación de infraestructuras sanitarias y educativas. Al tercero llegó el año de los grandes pactos: contra la violencia machista, salud mental, el acuerdo de la financiación con su posterior manifestación que sacó a la calle a miles de valencianos para reclamar un reparto justo o la reversión del modelo Alzira, algo que, según Oltra, pasará a la historia o la llegada del Aquarius a València que sirvió para poner de verdad a València en el mapa de la solidaridad.

También han llegado, según el balance que realiza el Consell, las leyes que recuperan derechos, como el impulso a la renta de ciudadanía, los planes Avalem y Edificant para la eliminación de los barracones escolares o la recuperación de la televisión y radio autonómicas o las leyes que permiten recuperar derechos como al colectivo LGTBI o la ampliación de las plantillas que se dedican a temas sociales. Un acuerdo que, según coinciden, necesita cuatro años más para consolidarse.