La puerta del posible anticipo de las elecciones autonómicas quedó ayer más abierta que cerrada. Fue el propio presidente de la Generalitat, Ximo Puig, el que evitó zanjar el debate totalmente en una calculada respuesta que reitera siempre que se le plantea esta cuestión. El jefe del Consell insiste en que en estos momentos no detecta motivos para el adelanto de las elecciones previstas para el 26 de mayo de 2019, pero insiste en que las circunstancias, y más en política, son muy cambiantes.

Además, preguntado hasta cuatro veces por esta cuestión, insistió en que no puede renunciar a una competencia (la de avanzar elecciones), que es una prerrogativa exclusivamente suya, porque es un activo del autogobierno valenciano: «Somos un país que ha conseguido un mayor autogobierno y que tenemos la capacidad del adelanto electoral que es un activo de nuestro Estatut», señaló el presidente. Pero ese adelanto no lo hará sin contar con la vicepresidenta y lideresa de Compromís por pura lealtad. De hecho ayer fijó dos líneas que, según dijo, tienen que quedar claras en caso de que se produjera ese adelanto: el interés general y en ningún caso el partidista y la lealtad con la vicepresidenta Oltra y su partido.

Aprobar las leyes pendientes

Con todo, Puig también trató de echar balones fuera ante las cuestiones sobre el anticipo electoral al asegurar que la gran obsesión del Consell es cumplir el pacto del Botànic y aprobar todas las leyes y proyectos que están pendientes.

En esta cuestión del adelanto electoral, los principales referentes del Botànic exhibieron también ayer sintonía y entendimiento. «Nada que añadir», dijo la vicepresidenta tras las respuestas de Puig sobre el adelanto electoral.

El presidente también llegó a admitir lo que muchos cargos de su formación defienden en privado, que el objetivo máximo de un adelanto electoral tiene que ser el de poner la agenda valenciana en el mapa español. Ese es el principal elemento por el que presidente podría decantarse para el adelanto de las elecciones, admitió.

Precisamente esta semana se ha visto la dificultad que los temas valencianos tienen para ponerse en el primer plano en la política nacional. Ha ocurrido, como informó este diario, con la reunión entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez , y el líder del PP, Pablo Casado, cuando fijaron una serie de cuestiones que consideraron de Estado pero entre las que no aparecía la reforma de la financiación, la principal exigencia del Gobierno valenciano.

También esta semana el Gobierno ha dejado en suspenso la posibilidad de que la Comunitat Valenciana tuviera un déficit diferenciado como reclamaba el conseller Soler para dar visibilidad a lo que considera el problema valenciano, que está silenciado en las cuestiones nacionales. Son continuas las ocasiones en las que el Consell intenta visibilizar los temas más candentes que afectan a los valencianos, pero estos no tienen relevancia en la política nacional. La convocatoria de elecciones autonómicas podría acabar con esa invisibilidad.

Además, esta semana se han conocido dos decisiones del Consell que podrían apuntalar la posibilidad sobre un posible adelanto electoral como es la licitación anticipada del dispositivo electoral o el cambio de la asunción de competencias para el control directo de la consellera de Justicia, Gabriela Bravo de toda la licitación electoral, lo que podría dar a entender que Puig estaría preparando el terreno para abonar ese adelanto, aunque fuentes del Consell consideran que la licitación de contratos es habitual y tampoco en Compromís considera que se pueda deducir de ello que habrá un adelanto.

La relación con el Gobierno

Apenas sesenta días después de la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa, Puig reiteró que exigirá al presidente socialista lo mismo que a Rajoy. Destacó que ahora hay más capacidad de diálogo y menos deriva centralista, aseguró que suele mantener conversaciones telefónicas con Sánchez y avanzó que la reunión con Sánchez será en septiembre, «lo que nos viene mejor», dijo Puig.

Insistió en reclamar lealtad de ida y vuelta al jefe del Ejecutivo socialista y lamentó que los avances han sido «insuficientes». «La atmósfera es mejor pero nada más», dijo. «La música suena mejor, veremos la letra», remató Oltra.