¿Con el nuevo Gobierno se abre una ventana hacia un nuevo modelo territorial?

El Gobierno de Pedro Sánchez o cualquier otro fracasará si no es capaz de insertar en el relato político las novedades que se plantean en la cuestión territorial. Tarde o temprano, conducirá a una reforma constitucional. La reforma no puede ser solo territorial, sino que tiene que abordar también otras cuestiones.

¿Qué otras cuestiones?

R Todo el catálogo de derechos, como la sanidad universal, el derecho al asilo, a la vivienda digna o la transparencia. Además, se deberían mejorar las relaciones entre los diferentes poderes o blindar la independencia del poder judicial. La sociedad tiene que entender que una reforma proporciona más derechos.

¿Cree que hay miedo?

Creo que se ha constituido un relato sobre «la Constitución del consenso», que es cierto y hay que preservar. Sin embargo, hay temas en los que ha llegado al límite, o bien porque ha triunfado otro modelo territorial o porque 40 años dan para muchos cambios. Da más miedo no reformarla y quede anquilosada.

¿Solucionar el problema de financiación debería ir antes que cualquier reforma territorial?

Siempre vamos a encontrar algo que sea previo. Tendremos que pensar que hay que trabajar en paralelo: lo que se pueda arreglar mañana del sistema de financiación no hay que esperar a la Constitución. La reforma constitucional no puede ser la excusa para no trabajar en otras líneas. Mientras se hacía la Constitución, las Cortes iban aprobando leyes.

Usted aseguraba que no era tan complicado, sino que bastaba con «activar mecanismos». ¿Cuáles son?

La Constitución tiene sus propias fórmulas, pero desde el Consell creemos que debería haber un foro donde las autonomías plantearan sus preferencias y se debatiera el modelo territorial, las relaciones con el estado y con la Unión Europea. No hemos propuesto modificaciones, hemos intentado hacer reflexiones políticas partiendo de la Constitución actual y teniendo en cuenta los problemas jurídicos.

¿El debate social es el primer paso?

La sociedad española es una sociedad madura, aunque en muchos temas esté crispada por lo derivado de la crisis económica. Esto sirve para relanzar una cierta ilusión y sería bueno que la sociedad interviniera.

¿Por qué términos como «cosoberanía» o «federalismo» o «nación de naciones» siguen dando miedo?

Cosoberanía se utiliza poco y «nación de naciones» se usó mucho en la transición. Federalismo es un término plenamente integrado que no debería asustar. Las comunidades tienen que ser copartícipes de las grandes decisiones del Estado.

En ese sentido, ¿se debería reformar el Senado?

Reformar solo el Senado no estaría mal, pero hay que ir más allá. Tiene que ver con que la financiación se blinde para las comunidades autónomas, que la Conferencia de Presidentes funcione y que el principio de lealtad sea real.