Mariano Rajoy vuelve «a su profesión». Así lo manifestó él mismo a su llegada a la oficina del Registro de la Propiedad de Santa Pola, durante su primer día de vida laboral al margen del Palacio de la Moncloa después de su precipitada salida del Gobierno tras la moción de censura ganada por el socialista Pedro Sánchez. Y después de que la sentencia del caso Gürtel acorralara sin escapatoria al Partido Popular. Así, Rajoy se reincorporó a su plaza como registrador de la propiedad. Y lo hizo casi una hora después del horario fijado para el inicio de su jornada laboral, un detalle que no pasó desapercibido para muchos de los presentes. «Me he retirado de la política y vuelvo donde estaba. No hay mucho más que decir», apuntó el expresidente del Gobierno ante el medio centenar de periodistas y cámaras que esperaban a Rajoy en este primer día de trabajo.

Y no dijo tampoco mucho más. Pese al cambio radical que supone, no solo abandonar la Moncloa sino también la vida política al renunciar a su puesto como líder de los populares, Rajoy aseguró sentirse tranquilo. «He trabajado muchas veces en mi vida. Es distinto, porque he estado mucho tiempo fuera. Son muchos años los que he dedicado a la vida política, y ahora vuelvo a mi profesión», aseguró Rajoy ante la multitud que se aglutinó para captar la llegada a su puesto de trabajo en la villa marinera, ocupado durante tres décadas por un interino. También lo hicieron decenas de vecinos, que lo recibieron entre vítores y aplausos. Y es que, si por algo se caracterizó la presencia de Rajoy en Santa Pola, fue por ser de todo menos discreta. Ya el martes comenzaron a circular por las redes sociales imágenes suyas entrando y saliendo de un conocido restaurante de la localidad, al que acudió para ponerse al día de la mano de la persona que, durante todos estos años ha ocupado la plaza que dejó libre al iniciar su andadura en el Partido Popular: su amigo Francisco Riquelme. Una jornada que sirvió como una primera toma de contacto antes de su vuelta al trabajo durante la mañana de ayer.

Con la reincorporación a su plaza como registrador de la propiedad, Rajoy intenta escenificar una desvinculación total y radical de la esfera política, tras años en primera línea. O al menos eso es lo que intentó transmitir. En pleno huracán a nivel interno por conocer quién de los siete candidatos tomará las riendas del partido tras su salida, Rajoy evitó ayer pronunciarse sobre la persona que cree que sería su mejor sucesor. «Lo que yo diga es muy poco relevante», aseguró, después de afirmar que serán los militantes quienes deben elegir democráticamente quién será su líder. Ni tan siquiera quiso lanzarle un mensaje a los aspirantes a ocupar su puesto dentro del partido: «No tengo que transmitirle nada a los candidatos», apostilló. De esta forma quiso pasar de puntillas ante este asunto, no sin añadir que «la vida continúa -tras su salida-. El Partido Popular es un gran partido, es la primera fuerza de España y seguro que aquél al que elijan los militantes lo hará muy bien».

Seguridad

La llegada del expresidente a Santa Pola, eso sí, estuvo rodeada de fuertes medidas de seguridad, que tampoco pasaron desapercibidas para los habitantes de la villa marinera. Patrullas de la Guardia Civil peinaron las inmediaciones del local donde Rajoy desempeñará su puesto de trabajo, además de las múltiples personas que forman su escolta, y que estuvieron toda la mañana deambulando en los alrededores del edificio. Un dispositivo que irá disminuyendo levemente con el tiempo, a medida que el hecho de ver a Rajoy por las calles de Santa Pola pase a ser la tónica habitual.