De Mariano Rajoy apenas brotaron de su boca unas pocas palabras ayer en presencia de los medios. Sin embargo, a su amigo Francisco Gaspar Riquelme sí le trasladó su deseo de recuperar una cierta paz que empezó a perder cuando en 1981 se convirtió en miembro del Parlamento gallego y, a partir de ahí, protagonizar una intensísima carrera política que le ha llevado a lo más alto de la misma. «Tenía ganas de incorporarse a su vida normal y privada», aseguraba Riquelme tras conversar con él durante largas horas.

De hecho, sobre las 17.15 salían ambos del restaurante de Santa Pola, especializado en arroces y mariscos. «Por confidencialidad no lo podemos decir, pero algo típico de la zona ha comido», señalaban desde el restaurante, dentro del cual atendió a todo el mundo, se hizo fotos con otros comensales y firmó autógrafos. El expresidente pudo almorzar sin que le molestaran y no eligió un reservado.