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Ahora les toca actuar

Pedro Sánchez ha dejado ministerios de gran peso en manos de cargos procedentes de la Comunidad por fidelidad y puro interés sin pensar en la cuota territorial: o ejercen de verdad, o no habrá «poder valenciano»

Ahora les toca actuar

Hace justo una semana, en estas páginas, se apuntaba que la llegada a la Moncloa de Pedro Sánchez después de triunfar la moción de censura contra Mariano RajoyMariano Rajoy trasladaba a la Comunidad y a Alicante del maltrato y la marginación de los gobiernos del PPa la incertidumbre con los socialistas. Algo ha cambiado. Pero no como para modificar ese argumento. Es cierto que el nuevo presidente del Gobierno ha logrado cuadrar un ejecutivo que genera ilusión, con dirigentes de su plena confianza, «fichajes» de personalidades con una notable proyección mediática y que entronca directamente con el espíritu de las movilizaciones feministas del pasado 8 de marzo. Pedro Sánchez ha intentando darle la vuelta, al menos inicialmente, a un escenario que le había llevado a conseguir los votos necesarios más por oposición a Rajoy que por adhesión a su proyecto. Se ha ganado, como mínimo, un periodo de gracia que en política suele cifrarse en 100 días. Pero, pendientes de esa evolución, continúa generando demasiados interrogantes. Y mucha incertidumbre también en el trato que acabe teniendo ese gobierno con nuestras comarcas.

Pedro Sánchez ha dejado ministerios de gran peso en manos de dirigentes socialistas de la Comunidad o de personas sin filiación política hasta ahora conocida pero con gran vinculación a nuestro territorio. Ya saben. José Luis Ábalos es el nuevo Ministro de Fomento. Nunca un valenciano había estado al frente del departamento que controla las grandes infraestructuras del Estado. Carmen Montón es la responsable de Sanidad después de su paso por el Consell. Màxim Huerta, mediático periodista y escritorMàxim Huerta, gestionará Cultura y Deporte. Y Pedro Duque, el conocido astronauta que pasa temporadas en Xàbia -el pueblo del que es hijo adoptivo y al que está ligado por ser la localidad de la que es natural su esposa- se encargará de impulsar la Innovación, la Ciencia y las Universidades. Nada más y nada menos.

No se puede negar que es un buen síntoma. Ya es más, sin duda, que el «erial de valencianos» en el que había convertido Rajoy su ejecutivo, del que borró del mapa a la organización territorial del PP, junto a Madrid, la más salpicada por la corrupción con una veintena de investigaciones que suman más de 400 dirigentes imputados. Esto es un paso adelante. Sin duda. Pero ninguno de esos ministros vinculados a la Comunidad que ha elegido Pedro Sánchez ocupan ahora sus cargos por la influencia que pueda tener Ximo PuigXimo Puig o por nuestra importancia territorial. Lo están por diferentes motivos: fidelidad absoluta caso de Ábalos, el perdón que reabre otra vez la puerta de retorno a una hija pródiga como Montón o la innegable proyección exterior de Huerta o Duque. Han sido, por tanto, decisiones de Pedro Sánchez movidas por la confianza o por su interés político. Sin pensar en la cuota territorial. Ya tenemos, por tanto, ministros valencianos que, en teoría, conocen perfectamente todas nuestras necesidades y que, además, tienen capacidad de interlocución. Nada más conocerse su nombramiento, sin ir más lejos, Ábalos y Puig mantuvieron una larga conversación a pesar de que es público y notorio que el «feeling» entre ambos dirigentes ha sido, con generosidad, limitado.

Pero no se trata sólo de que estén. La cuestión es que sean capaces de actuar y puedan escuchar con sensibilidad a una Comunidad -con Alicante como principal perjudicada- maltratada durante años y años de forma sistemática en el reparto de los fondos del Estado: 2.500 millones de déficit de inversiones autonómico durante los mandatos de Rajoy, de los que unos 1.100 corresponden a la provincia. No se trata de que nos favorezcan en detrimento de los demás. Lo que se reclama es actuar con justicia con los que han sido expoliados no sólo con las inversiones sino también en el reparto de la financiación autonómica. Y todos los dirigentes que proceden de esta Comunidad que ahora se sientan junto a Pedro Sánchez conocen a la perfección esa realidad. La gran prueba de fuego, sin duda, será los presupuestos del Estado para 2019, el primero que tendrá que elaborar este gobierno. En esas cuentas debería reflejarse, como reconocen fuentes autonómicas, un incremento apreciable de los porcentajes de inversión. Así que a los nuevos ministros no les vale sólo con estar. O ejercen de valencianos en Madrid o, desde luego, ahora no habrá tampoco «poder valenciano».

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