El desembarco de valencianos en Madrid no ha hecho más que empezar con el nombramiento de cuatro ministros. Ahora, toca organizar el segundo y tercer escalón dado que Moncloa ha solicitado que se haga «con celeridad». Así, tras el Consejo de Ministras y Ministros de ayer, se aprobó el nombramiento de cuatro altos cargos en el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, dirigido por la exconsellera Carmen Montón, que se lleva a Madrid al que fuera su núcleo duro en el departamento valenciano. Por ahora, el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, no ha descubierto quiénes serán los altos cargos de su confianza que le acompañarán en el ministerio.

Sin embargo, Montón lo tuvo claro. Su jefe de gabinete en Sanidad, Carlos Macía, ocupará el cargo homónimo en el ministerio. El que fuera Subsecretario, Ricardo Campos, será el Secretario General de Sanidad y Consumo, mientras que Justo Herrera, secretario autonómico de Recursos Humanos, le ha sido asignada la subsecretaría de Sanidad, Consumo y Bienestar Social. Los tres han sido fieles escuderos de Montón, junto a Rafael Sotoca, que también estaba incluido en las quinielas para tener un cargo ministerial.

El cuarto nombramiento fue el de Patricia Lacruz como directora general de Cartera Básica de Servicios del Sistema Nacional de Salud y Farmacia, un cargo fuertemente vinculado al que ha desarrollado en la conselleria al frente de la dirección general de Farmacia y Productos Sanitarios.

Para exportar el modelo sanitario del Botànic a España, Montón no ha querido prescindir de su equipo y desde Moncloa le han dado total libertad. Tanto Herrera como Campos tuvieron un papel fundamental en la reversión de la privatización del Hospital de la Ribera. Herrera le ha acompañado en las reuniones oficiales con los distintos organismos mientras que Campos es su mano derecha en la vida pública y política. De hecho, tuvo que lidiar con una querella (que después sería archivada) por llamar «tropa» a la plantilla del Hospital de La Ribera.

Por su lado, Lacruz fue la impulsora del Modelo Centralizado de Atención Farmacéutica en Residencias. Esto le ha costado un deterioro en la relación que encauzó con el Colegio de Farmacéuticos a raíz de querer aplicar el modelo no solo en las residencias de titularidad pública, sino también en las privadas.