Aunque era una de las carteras más complicadas, Carmen Montón (Burjassot, 1976) supo capear las cuestiones esenciales a su llegada a la Conselleria de Sanidaden junio de 2015. Tenía el encargo y la determinación personal de hacer cambios y profundos para garantizar que la sanidad fuera pública y universal, el lema que ha venido proclamando una y otra vez al frente de la conselleria y que ha marcado las decisiones que ha venido tomando en estos años. La denominación de la conselleria era ya toda una declaración de intenciones.

De hecho, el primer decreto que promulgó Ximo Puig al frente del Pacte del Botànic fue, precisamente, la atención universal para todas las personas, independientemente de su situación administrativa en España. La ley, a día de hoy, está anulada por el Tribunal Constitucional por ir en contra de la normativa nacional pero, en espíritu, se sigue aplicando. Algo que el presidente, Pedro Sánchez, ya ha anunciado que recuperará para el conjunto de España.

Sanidad universal pero también pública. El otro gran caballo de batalla de Montón al frente de la sanidad valenciana ha sido fortalecer el sistema público redudiendo a lo mínimo indispensable la colaboración público-privada. La reversión del área de salud de Alzira a manos públicas el pasado 1 de abril, tras acabarse el contrato con Ribera Salud, ha sido la máxima expresión de ese compromiso que le ha valido granjearse enemigos en instituciones y organismo sanitarios privados que la han visto como una enemiga más que como una aliada.

Precisamente, estos dos hitos en los escasos tres años de consellera que ahora cierra tras ser nombrada nueva ministra de Sanidad, fueron ensalzados por Pedro Sánchez el pasado jueves durante el debate de la moción de censura, en el que habló de la inspiración «valenciana» de su futuro gobierno y de logros como la reversión de Alzira o las leyes de universalidad como la impulsada por Montón.

Fue ahí cuando su nombre volvía a sonar con fuerza para formar parte del nuevo gobierno socialista pese a que la unión con Sánchez -forjada en la bancada socialista del Congreso en 2004- parecía haberse enfriado en estos años. Miembro de la primera ejecutiva de Pedro Sánchez, Montón mantuvo su apoyo al ahora presidente hasta que el posicionamiento del president de la Generalitat Ximo Puig con Susana Díaz para las primarias socialistas templó sus ánimos ya que, según aseguraba, ella estaba «comprometida» con el proyecto valenciano y tenía que acabar con lo que empezó.

La sentencia del caso Gürtel y el inusitado éxito de la moción de censura socialista han dinamitado, sin embargo, las promesas de completar la legislatura al frente de la Conselleria de Sanidad, de Sanidad Universal que ahora está a la espera de relevo.