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Rajoy deja a Bonig y Císcar entre dos frentes: la guerra en el PP y la corrupción

El calendario de los populares queda marcado por los golpes de los procesos judiciales y a partir de ahora por la batalla interna para la sucesión

Isabel Bonig interviene ayer en su «cara a cara» con Puig durante la sesión de las Cortes. efe

La salida de Mariano Rajoy de la presidencia del Gobierno, primero, y de la dirección del PP con la convocatoria de un congreso extraordinario ha cambiado por completo el decorado para los populares valencianos y alicantinos desde hace apenas quince días cuando salía adelante el primer trámite de los presupuestos en el Congreso. La renuncia de Rajoy deja a Isabel Bonig y a José Císcar entre dos frentes. Los golpes judiciales por la corrupción a la espera de forma inminente de la sentencia de Gürtel por la financiación del PP. Y además, a partir de ahora, las tensiones internas por la sucesión que les obligarán a ambos a posicionarse. En ese marco se van a mover los populares. No en vano, Císcar dirige la segunda organización territorial más importante, sólo superada por Madrid, con 75.000 afiliados. Y Bonig tendrá la delegación autonómica más numerosa de cuantas participen en ese cónclave que se convocará el próximo lunes y que podía celebrarse durante la segunda mitad del mes de julio.

Hasta que llegó la moción de censura, el PP de la provincia y el de la Comunidad contaba con la potencia de las promesas del Estado -en esa dirección han girado las últimas visitas de Rajoy y de sus ministros- y con el eje provincial, inicialmente, conformado por la Diputación y ahora también por el Ayuntamiento de Alicante. La aprobación de los presupuestos suponía, de alguna manera, tratar de estabilizar ese escenario de apoyo de Madrid hasta el final de la legislatura. Pero la moción de censura ha dado al traste con esos planes. Ahora el PP ya no cuenta con el respaldo de la Moncloa, ya perdida. Así que la alternativa de Isabel Bonig y José Císcar era redoblar la oposición a Puig aprovechando, además, que ahora pueden disparar también al Gobierno de España en manos de los socialistas. Ayer mismo, de hecho, Bonig y Císcar renunciaron a participar en la reunión del comité nacional del PP para el «cara a cara» con Puig en las Cortes Valencianas que, sin embargo, acabó tapado por la crisis popular. Así que tampoco parecen estar en condiciones de trasladar con nitidez ese mensaje en estos momentos.

En esta tesitura, los populares están atados de pies y manos. Son conscientes de que las investigaciones por corrupción les van a seguir golpeando. En breve, de hecho y según admitieron dirigentes del PP, es casi seguiro que se conozca la sentencia la trama de financiación ilegal de los populares a través de Gürtel. La situación de Eduardo Zaplana, en prisión preventiva, continúa afectando de forma directa a la imagen del PP. Está pendiente el juicio de Brugal por el supuesto amaño del planeamiento urbanístico de Alicante además del de otra de las piezas del fraude de Cooperación, por el que ya está en prisión Rafael Blasco. Y está aún por ver en que acaban derivando las tres imputaciones que afectan directamente a Francisco Camps. Pero es que ahora, encima, los populares alicantinos y valencianos se enfrentan a las tensiones internas por la sucesión.

Dirigentes del PP lo ven como una oportunidad para colocar peones en Madrid y lograr más peso orgánico en Génova, en cuyos procesos internos los populares de la Comunidad han salido escaldados en los últimos tiempos como consecuencia de las investigaciones por corrupción. Una oportunidad de limpiar la imagen de los cargos implicados, conseguir un liderazgo solvente y tratar de ganar un punto de credibilidad para intentar frenar a Ciudadanos. Pero, entre tanto, continuarán los problemas judiciales y, además, subirá la temperatura de la tensión interna en el PP a pesar de que, como ayer reconocían los cargos populares, la convocatoria del congreso nacional para renovar el partido es lo que tocaba.

Pero para eso, obviamente, los dirigentes del PP de la provincia y la Comunidad tendrán que «mojarse» y tomar posición entre los que ahora se postulan en todas las quinielas. En Alicante, como se recordará, el número uno del PP en el Congreso, José Manuel García Margallo, lidera la oposición a Soraya Sáenz de Santamaría. La figura de Alberto Núñez Feijóo genera división de opiniones. Pero nadie, todavía, se pronuncia en público. «Estamos a la expectativa», reconoció un dirigente del PP. Una situación que, de momento, arruina la estrategia de Bonig. No hay oposición. Sólo casos de corrupción y ahora ruido de sables para controlar el PP.

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