A un calendario judicial incierto que golpea la estabilidad del PP se suma ahora, justo después de la moción de censura, los tambores de guerra que se avecinan en el partido cuando resta un año justo para unas elecciones municipales y autonómicas decisivas para el partido. Dirigentes populares de la provincia y de la Comunidad urgen en un plazo breve a la celebración de un congreso extraordinario para relevar a Mariano Rajoy antes de esa cita de 2019. Un congreso que el todavía líder popular ha convocado hoy mismo. Consideran que la sala de mandos de Génova debe estar preparada para afrontar esos comicios en los que, como ocurre en la Comunidad, el PP se juega retener parte de su poder local -el eje que forman la Diputación y el Ayuntamiento de Alicante- y a la vez tratar de dar la campanada para llegar con alguna opción de alcanzar el Palau de la Generalitat. Y no sólo eso. También intentar remontar el vuelo en el conjunto de España.

Y para eso, apuntan, es necesario darle la vuelta al liderazgo del PP una vez que se ha consumado la moción de censura que ha aupado al socialista Pedro Sánchez a la Moncloa. Hoy mismo se reunirá la dirección nacional para analizar lo ocurrido en las últimas horas pero nadie entiende que Rajoy vaya a precipitar los acontecimientos. Hay que recordar que Alicante es una de las provincias con más cuota en ese órgano ejecutivo. Dirigentes populares alicantinos y de la Comunidad consideran que es necesario abordar la sucesión de Rajoy. Abrir ese melón ya mismo. Esa es la posición de cargos populares consultados por este periódico ante la grave crisis que se ha terminado por abrir paso en el partido. Ayer mismo, el presidente provincial del PP, José Císcar, durante la reunión de la dirección alicantina consideró que este tipo de «adversidades» son una oportunidad para generar «cambios» dentro del partido. Blanco y en botella.

Esa renovación que piden cargos populares tiene dos motivos: tener margen para afrontar las elecciones locales y autonómicas con una imagen nueva al frente del partido con la idea de frenar a Cs; y al tiempo estar preparados ante una eventual convocatoria de elecciones generales, algo que con la inestabilidad a la que se enfrentan los socialistas puede ocurrir en el momento más inesperado. La cuestión es articular ese cambio lo antes posible a sabiendos de que Rajoy, al que los populares alicantinos enviarán una carta de agradecimiento, ya está amortizado. Uno de los dirigentes que «gustan» en Alicante para hacerse con las riendas del partido es el gallego Alberto Núñez Feijóo, a pesar de que se trata de uno de los barones territoriales del PP que, por ejemplo, está a favor de un sistema de financiación con criterios más perjudiciales para los valencianos.

Uno de los que avala la celebración de un congreso extraordinario y pone sobre la mesa, junto al nombre de Ana Pastor, la figura de Feijóo es, precisamente, José Manuel García Margallo, exministro y número uno del PP al Congreso por Alicante. Pide, además, que sea Rajoy el que pilote esa sucesión hasta que se convoque ese cónclave, según explicó ayer durante una entrevista televisada. Margallo lidera la oposición interna al intento de Soraya Sáenz de Santamaría de convertirse en la portavoz parlamentaria del PP en el Congreso. «Voy a hacer todo lo posible para que no lo sea», detalló en Antena3 y luego remató en La Sexta tras definir a la hasta ahora número dos de Rajoy como una persona «dócil intelectualmente», un nivel en el que colocó también a Cristóbal Montoro y a Fátima Báñez, antes de criticar su papel en la crisis de Cataluña.

A pesar de este panorama tan complicado, los populares están dispuestos a aprovechar su «doble oposición» en València y ahora también en Madrid para endurecer el discurso. Hoy mismo, de hecho, Isabel Bonig y el propio Císcar, se ausentarán del comité nacional para estar en el primer cara a cara contra Puig en las Cortes tras la moción de censura. Sí estarán en Madrid Eva Ortiz y César Sánchez. Es lo que le queda al PP.