El Consell recibirá a Pedro Sánchez y a su nuevo gobierno con dos peticiones claras: un cauce de diálogo institucional que incluya un cambio de talante y un documento con reivindicaciones prioritarias para este mandato. El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, ya ha solicitado a todas las consellerias que preparen un informe con proyectos prioritarios que sirva como guía para la relación con un ejecutivo central que, en cualquier caso, está limitado. Por dos motivos: su debilidad en el parlamento -apenas 84 diputados, a más de 90 de la mayoría absoluta- y por un calendario que le concede un mandato con fecha de caducidad y corto que, como máximo, llegaría a dos años pero que podría ser mucho más reducido en función del rumbo con el que avance esta legislatura.

En Presidencia de la Generalitat reconocen que el relevo de Mariano Rajoy en la Moncloa tiene dos caras. Es evidente, apuntan fuentes autonómicas, que ahora el Consell del Botànic pasa a tener en Madrid un gobierno, como mínimo, más próximo y receptivo de entrada. Pero, sin embargo, el jefe del Consell también es consciente de que rebajar el tono le daría munición al PP y a Ciudadanos. Especialmente cuando el ejecutivo que comparten los socialistas y Compromís ha centrado gran parte de su relato en la crítica al trato que recibe la Comunidad desde el Estado. Un mensaje en el que, además, ha logrado implicar a una parte de la sociedad valenciana -empresarios, sindicatos, entidades cívicas...- hasta convertirlo en un elemento clave de la agenda política. Ese rasgo distintivo del discurso del Botànic contra Rajoy, sin embargo, se puede ver ahora muy dañado a poco que el Consell baje el pistón de una reivindicación justa frente a un gobierno que, a partir de ahora, será de su misma cuerda. Perdería, sin duda, una buena parte de la batalla por la credibilidad.

Ximo Puig, sin embargo, tiene claro que su Consell debe mantener la senda de continuar reclamando a Madrid un trato justo tanto en el reparto de la financiación autonómica -la Comunidad está a la cola junto a Murcia de un sistema caducado desde hace cuatro años y medio- como de las inversiones del Estado, con un déficit durante los mandatos de Rajoy cercano a los 2.500 millones. Por eso, el pasado viernes, durante la reunión del Consell y ya a sabiendas de que Pedro Sánchez iba a devolver a los socialistas a la Moncloa, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, le pidió a todos los consellers que elaboren un documento con las reivindicaciones prioritarias de la Comunidad. Una serie de proyectos -financiación, Corredor Mediterráneo, trenes, aeropuertos, agua...- sobre los que el Consell quiere seguir manteniendo un discurso claro y nítido. Sin ningún tipo de ambage.

Un informe que serviría para encauzar los contactos entre el nuevo gobierno de Pedro Sánchez y el ejecutivo de Ximo Puig. Trabajar sobre una base concreta. Una relación que estará presidida por el principio, como definen en Presidencia de la Generalitat, de la «lealtad reivindicativa», el mismo que se aplicó durante el mandato de Rajoy. Pero una vía política que, sin embargo y como advierten desde el Consell, debe experimentar un giro una vez que tomen el mando los ministros del gabinete de Pedro Sánchez: más diálogo, una actitud diferente y un cambio de talante en la visión sobre la Comunidad Valenciana.

Hay muchas dudas de que durante este mandato se pueda resolver tanto el problema de la financiación -no hay consenso- como diseñar un nuevo reparto de inversiones en tanto que los presupuestos, sencillamente, son los mismos que los del PP. Pero, si la legislatura se alarga hasta su límite de dos años, el Consell entiende que, como mínimo, se tienen que producir avances significativos para «desatascar» el cambio del sistema de financiación y tratar de elaborar, en ese mismo periodo, unas cuentas diferentes para 2019 que empiecen a compensar el déficit inversor que sufre la Comunidad. Y, además, junto a eso, como viene reiterando el Consell, se deben trasladar «inputs positivos» quitando trabas: eliminando los recurso de Madrid contra la arquitectura legislativa del Consell, especialmente, en materia social; y abriendo la mano a la gestión de Hacienda. «Es necesaria la financiación y las inversiones. Y lo vamos a exigir.Pero también la comunicación. Oxígeno para poder gestionar», apuntaron estas fuentes.

A la apertura de esa nueva etapa debe ayudar que el relevo de Mariano Rajoy y la llegada de Pedro Sánchez en la Moncloa ha contribuído a generar un acercamiento con Ximo Puig. Ambos dirigentes mantenían una relación muy distante por la participación del jefe del Consell en la operación que desembocó en la dimisión de Sánchez y que tuvo su momento más crítico cuando, después de volver a ganar las primarias, el líder del PSOE intentó acabar con el liderazgo de Puig en el socialismo valenciano. Pero ahora, sin embargo, el jefe del Consell ha sido el barón territorial que ha defendido con más ahinco una moción de censura que otros, sin embargo, recibieron entre la indiferencia antes de que triunfara. Puig la justificó en una ruta por varios medios de comunicación de Madrid, fue uno de los que se «mojó» claramente -fue la segunda intervención- durante el comité federal que avaló el martes la iniciativa de Pedro Sánchez e, incluso, convocó a la dirección del PSPV para aprobar una resolución de apoyo. Así y todo, habrá que esperar a los acontecimientos. Esa, sin duda, será la clave.