Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Zaplana y Gürtel arruinan el intento del PPCV de centrifugar la corrupción

La caída del expresidente y la sentencia desplazan del debate político el caso que afecta a PSPV y Bloc

Zaplana y Gürtel arruinan el intento del PPCV de centrifugar la corrupción

La dirección del PP valenciano tiene asimilado que ha de convivir con la corrupción. Isabel Bonig y su equipo conocen el argumentario de carrerilla: acatamiento de las sentencias judiciales, se demuestra que el Estado de derecho funciona, son asuntos del pasado... . En los tres últimos días salen a repetición por día. El martes fue la detención de Eduardo Zaplana, todo un símbolo, un expresidente de la Generalitat y del partido. Caza mayor. El miércoles fue el paseíllo por el Tribunal Superior de Justicia de los condenados por el caso Fitur. La principal responsable pública en esta pieza, la exconsellera Milagrosa Martínez, entró ayer en la prisión de Villena. Y para redondear la semana, la Audiencia Nacional hacía pública ayer la sentencia que condena al extesorero del PP, Luis Bárcenas, y al propio partido. A título lucrativo, sí, pero condenado como beneficiario de las operaciones de la trama corrupta.

El mismo día, el jefe de gabinete del presidente de las Corts, Enric Morera, pasaba por la comisión del Senado que el PP ha creado gracias a su mayoría absoluta con el deseo de hacer ver que la financiación irregular no es exclusiva suya, sino un mal generalizado en la política española.

Sin embargo, las comparecencias de Lluís Miquel Campos y del exdirigente del PSPV en Alicante Gabriel Moreno pasaron casi inadvertidas, soterradas por los terremotos Zaplana y Gürtel. Una evidencia de los efectos de estos casos, en ebullción total, sobre la estrategia de los populares valencianos para centrifugar la mancha de la corrupción.

Bonig ha intentado los dos últimos días en las Corts mantener en el primer plano de la actualidad la presunta financiación irregular de PSPV y Bloc en la campaña de 2007, pero las preguntas ante los micrófonos han sido sobre la detención de Zaplana.

A la presidenta actual del PPCV hay que reconocerle al menos el empeño y que no baje la cara cuando los casos de corrupción, en forma de sentencia o de investigación, arrecian sobre su formación.

Algún cargo popular incluso desliza una lectura positiva para la actual líder y previsible candidata a la presidencia de la Generalitat en 2019. Con este panorama, y las sentencias y juicios pendientes que están por llegar, cualquier resultado electoral (salvo catástrofe mayúscula) será justificable, aventura.

¿Se le puede exigir realmente una nota brillante cuando va a llegar a la precampaña rodeada de escándalos de corrupción? Por si eran pocos, llegó el de Zaplana, enviado a prisión por la juez.

Quienes se frotan las manos son los vecinos de bancada. Más allá de la cuestión de Cataluña y del empuje al renacimiento de un fervor identitario español, los de Ciudadanos pueden sentarse en la puerta del Parlamento a ver los cadáveres (políticos) del PPCV pasar, aunque algunos quieran poner en su cuenta la caída de Zaplana, alejado ya de las cúpulas populares, si bien algunos cargos siguen reconociéndose en el zaplanismo. Más por nostalgia que por ser una corriente activa.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats