«Estamos en secreto de sumario, estamos en secreto... Cuando se levante, ya se aclarará todo». Son las únicas palabras, pronunciadas en tono de sermón, que dirigió Juan Cotino, investigado no detenido en la causa abierta por la Operación Erial, a los periodistas que esperaban su salida de la Comandancia de València. La unidad de delitos económicos de la UCO ha convertido parte de las oficinas del tercer piso del edificio, ubicado en el barrio de Patraix, en su cuartel general en las últimas dos semanas. Y es en ese despacho donde los investigadores vieron desfilar ayer a los detenidos e investigados que aún no habían comparecido, cada uno con su abogado particular, ante los agentes que llevaban dos años y medio investigando la presunta trama de corrupción que, según ellos, lideraba el expresidente Eduardo Zaplana, en prisión desde anoche por este caso.

El vicepresidente del Consell y exdirector general de la Policía, entre otros muchos cargos públicos, llegó al cuartel de Patraix, en su coche particular, conducido por su chófer, minutos antes de las once de la mañana, que era su hora de citación.

No fue atendido inmediatamente. Permaneció de pie, en el patio de la Comandancia, acompañado por su abogado y el de su sobrino José Cotino, hasta pasada la una de la tarde, cuando le pidieron que subiese a las oficinas tomadas por la UCO. Como el resto de implicados en la causa, el expresidente de las Corts Valencianes, se acogió a su derecho a no declarar. A las 14.20 horas salía por la puerta de la Comandancia, rodeado por la misma nube de periodistas y cámaras apostados toda la mañana frente al cuartel, y realizaba esas escuetas declaraciones antes de subirse a su coche.

Antes de Cotino, ya habían desfilado ante los agentes de la UCO Eduardo Zaplana, que llegó a las 10.12 horas procedente de la Comandancia de Madrid y salió a las 12.25 en dirección a la Ciudad de la Justicia y Vicente Cotino, cogerente de Sedesa, la empresa familiar investigada en la causa como adjudicataria favorecida por la Generalitat. Después, lo harían José Cotino, hermano de Vicente y sobrino del exdirector de la Policía, y el matrimonio formado por Joaquín Barceló y Felisa López. Además, comparecieron Juan Francisco García y Francisco Grau. Ninguno accedió a declarar. Tampoco lo hicieron la esposa de Zaplana, Rosa Barceló, y su secretaria personal, Mitsouko Henríquez, investigadas no detenidas.