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El glamour de la Erial

La Guardia Civil investiga si alguno de los yates de lujo del exclusivo puerto Campomanes de Altea está ligado a Zaplana, a sus empresas o a sus testaferros

El glamour de la Erial

Yates, restaurantes y lujo. El puerto deportivo de Luis Campomanes, en Altea, se ha convertido en uno de los escenarios de la operación Erial. Allí, la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil investiga, en el que ahora se conoce como Marina Greenwich, denominado así porque por él pasa el conocido meridiano, si alguno de los yates de lujo que amarran en el mismo podrían ser de Eduardo Zaplana, o de alguna de sus empresas o de supuestos testaferros.

Lo cierto es que el exalcalde de Benidorm era un asiduo de este puerto deportivo pero «nunca ha amarrado un barco aquí», según aseguraron ayer fuentes de la dirección del mismo; aunque «sí que visitaba habitualmente nuestras instalaciones para subir a navegar en el barco de alguno de su amigos». Las mismas fuentes añadieron que antes «era normal verle por aquí a bordo de algún yate o en alguno de los restaurantes del puerto», pero «desde hace unos tres años no se le ha vuelto a ver».

Allí estuvieron los agentes de la UCO durante horas, según explicaron a INFORMACIÓN fuentes de la dirección del puerto, y que lo habían hecho para investigar sobre la relación de Zaplana con alguno de los propietarios de yates. Con todo, insistieron que sus declaraciones ante los guardias civiles habían sido las mismas que hacían a este periódico: «que nunca ha habido barco alguno del político en Marina Greenwich». Así se llama también la empresa que tiene la concesión del mismo y de la que es socio Roberto Bataouche, un empresario galo cercano a Zaplana y cuya casa, frente a la del exministro, los agentes registraron a primera hora del martes y de la que se llevaron consigo distinta documentación.

Un puerto glamuroso

El puerto deportivo Luis Campomanes se inauguró en los primeros años de la década de los 80. Ubicado a cinco kilómetros de Altea y a escasos metros del Morro Toix, se construyó para ser el «Puerto Banús» de la Costa Blanca. Eran años en que comenzaban a construirse villas de lujo en las urbanizaciones de la Sierra Bèrnia y se ofrecía a las grandes fortunas como el lugar idóneo para amarrar sus yates de gran eslora y como complemento al Club de Golf Don Cayo, de la misma familia Campomanes.

El puerto dispone de 543 amarres y tiene una zona de mayor calado destinada para grandes yates de más 15 metros de eslora y que en su interior cuentan de media con tres o cuatro dormitorios, dos baños y comedor. Además, el precio de sus amarres puede ir de los 23.000 a 40.000 euros de media.

Además, en su recinto se encuentran restaurantes y lugares de ocio glamurosos donde aparcan a sus puertas coches de alta gama de las marcas Ferrari, Porsche, Mercedes, Maserati, Audi, BMW o Lexus. Por ellos han pasado famosos y personalidades.

La mercantil Marina Greenwich consiguió la concesión en 1999 y en 2000 presentó un proyecto de ampliación al doble de su capacidad hasta llegar a los 1.089 amarres. Inmediatamente se opusieron a dicha ampliación los grupos ecologistas y algunos partidos.

Durante más de diez años hubo contenciosos y juicios hasta que definitivamente el Tribunal Supremo anulaba definitivamente el proyecto de ampliación del puerto en 2013 frustando así el intento de ampliar este puerto deportivo de lujo.

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