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De Falastín: «Hay que hacer boicot a Israel»

La socialista aboga por castigar al estado israelí, del que dice que «practica un genocidio sobre el pueblo palestino»

De Falastín: «Hay que hacer boicot a Israel»

¿Cómo está viviendo el recrudecimiento de las tensiones y la masacre en la franja de Gaza?

Con dolor e impotencia ante el silencio cómplice de gran parte de la comunidad internacional, que está teniendo una respuesta tan tibia que no tiene ningún efecto sobre la vida de los palestinos y las palestinas.

¿Qué medidas contundentes le reclama a la comunidad internacional contra Israel?

El embargo inmediato de armas al estado de Israel, la ruptura de las relaciones diplomáticas y la adhesión al movimiento de «Boicot, Desinversiones y Sanciones al estado de Israel» (BDS), un movimiento que busca lo mismo que se hizo con Sudáfrica en su momento, porque al fin y al cabo Israel practica el «apartheid» con el pueblo palestino. Buscamos esa presión no violenta sobre un estado genocida que ataca donde más le duele a los estados, que es en materia económica.

¿Tiene que suspender, en su opinión, la Unión Europea sus acuerdos actuales con Israel?

Por supuesto. Es un estado que no ha respetado los derechos humanos de la población palestina y no respeta tampoco la legalidad internacional. No cumple con los acuerdos a los que se ha llegado ni con las resoluciones de Naciones Unidas. ¿Qué sentido tiene que nosotros de forma unilateral sí respetemos esos acuerdos?

¿Tiene familia en Palestina?

Ahora mismo no. Mi familia fue expulsada de su casa y de sus tierras en el año 1967 a punta de metralleta. Entró el ejército israelí a casa de mi abuela y tuvieron que recorrer andando 40 kilómetros, como muchas familias palestinas de los pueblos de alrededor de Latrun, de donde es mi padre, con lo que llevaban puesto.

Todas esas historias personales le mantienen a uno unido a la causa de por vida...

Por supuesto. Y como persona que cree en los derechos humanos. Mucho más, es cierto, porque me toca de cerca. Mi padre salió de su pueblo para estudiar y no ha podido volver ni a visitar la tumba de su padre. Conoció a mi madre y aquí hemos nacido mi hermana y yo. Pero la historia de mi familia es triste, como la de todos los palestinos.

¿Cuáles son las necesidades humanitarias ahora mismo?

Es que la vida de los palestinos y las palestinas es terrible todos los días. Ahora vemos las noticias y las protestas, pero lo que se vive a diario son secuestros de menores, mujeres que dan a luz en los check points porque no se les deja pasar porque bloquean las ambulancias, se les corta luz y agua y no tienen acceso a sus propias tierras. Falta lo más básico. Falta la libertad.

Su entrada en la cámara parlamentaria valenciana ha sido un modo de dar más visibilidad a la pluralidad y a la diversidad. ¿Cree que hacen falta más casos como el suyo para llevar a las instituciones conflictos como éste?

Cualquiera que crea en los derechos humanos puede dar visibilidad a lo que está ocurriendo en Palestina. Pero es verdad que está bien porque la sociedad valenciana no es única en cuanto a etnias o religiones, afortunadamente, y los representantes del pueblo y las Cortes también tienen que ser diversos.

¿Cómo puede ayudar a la causa palestina su voz como diputada?

Creo que da visibilidad. Me da un altavoz que no tendría si fuera una más, y se me escucharía como a cualquier ciudadana -que debería escucharse muchísimo más- en una manifestación o una concentración. Es verdad que ser diputada me da un micrófono abierto para alzar la voz y tener, desde luego, más difusión.

Las Cortes Valencianas aprobaron una declaración institucional a favor del pueblo palestino. ¿Va a pedir un nuevo pronunciamiento del parlamento después de los últimos acontecimientos?

Más que eso. Esta semana hemos presentado en las Cortes una proposición no de ley a la Comisión de Derechos Humanos y la hemos firmado PSPV, Compromís y Podemos.

¿Cómo valora la decisión de Donald Trump de trasladar la embajada de EE UU a Jerusalén?

Una provocación y una barbaridad porque ya hay una resolución del Consejo de Seguridad, cuando en los años 80 se intentó que Jerusalén ya fuera capital y el Consejo ya lo condenó. Y además es vinculante para los países miembros. Lo que hace EEUU es reconocer Jerusalén como la capital de Israel, lo que muestra la connivencia de EEUU con el estado genocida.

Netanyahu ha vuelto a insistir en los últimos días en que la capital única e indivisible de Israel es Jerusalén. ¿Es posible la solución al conflicto mientras siga este posicionamiento?

Es imposible porque no cumple con la legalidad internacional y se está saltando todos los acuerdos. Claro que así no es posible.

¿Le queda algo de optimismo ante la solución de este conflicto que se está eternizando?

Los palestinos y las palestinas somos un pueblo con esperanza porque si no no podríamos seguir adelante. Yo soy una privilegiada por donde vivo y por cómo vivo. Pero imagínese cómo alguien le puede decir a alguien joven allí que no hay solución, que no hay esperanza. Siempre existe solución. Y la sociedad está cada vez más implicada con el conflicto isreaelí. Será en años, pero habrá una solución.

¿Vio las imágenes de Netanyahu bailando con la ganadora del Festival de Eurovisión mientras el pueblo palestino lloraba a las víctimas de la última masacre?

No. No quise verlas.

¿Por qué?

Pues porque ni puedo ni quiero colaborar con ese lavado de cara que hace Israel a través de la cultura o de los deportes.. para tapar la limpieza étnica que hace todos los días contra el pueblo palestino.

Ha sido secretaria de Igualdad con el PSPV-PSOE de Alicante. ¿Cuál es la situación de las mujeres en Palestina?

Creo que también hay una visión distorsionada de los que son las mujeres palestinas. El pueblo es muy diverso. Habría que resaltar que la mejor maestra del mundo, Hanan al-Hroub Abrud, es palestina. Hay una apuesta por la educación, con doce universidades públicas entre los territorios de Gaza y Cisjordania en una extensión que equivale a la provincia de Tarragona. En esto las mujeres tienen un papel muy activo.

No sé si el conflicto hace que haya otras prioridades sobre la igualdad en el territorio palestino.

La igualdad siempre es prioritaria. Si estamos hablando de derechos humanos la igualdad no puede quedar en un segundo plano ni en Alicante ni tampoco en Gaza. El mundo es patriarcal aquí y allí. Es cierto que no tienen una situación de igualdad, pero es que tampoco la tenemos en Alicante.

¿Cómo valora la política de refugiados en España?

Insuficiente. Ahí lo dejo. El gobierno de España ha puesto trabas a las comunidades como esta que han intentado ser acogedoras.

En su Facebook comparte fotos de sus protestas. ¿Se considera una activista?

Sí. Pero de muchas cosas. Y quiero agradecer al pueblo valenciano su acogimiento. No solo se ve en la sociedad civil. Hay una quincena de administraciones públicas que se han adherido al movimiento BDS.

¿Ha visitado algo de Palestina?

Me encantaría haber ido al pueblo de mi padre, Latrun, ya arrasado. He visitado a mi familia en Jordania. No vive en un campo de refugiados pero sí visité uno. Cualquier palestino o incluso jordano con nacionalidad es un ciudadano de segunda. A la gente más mayor se le nota la tristeza en los ojos. Sabe que no volverá a su tierra.

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