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El Consell congela la relación institucional con Cataluña

Puig descarta de momento reabrir la vía de comunicación para normalizar el contacto tras la elección de Quim Torra

El jefe del Consell, Ximo Puig, durante la cumbre que mantuvo con Puigdemont en València. información

Cambio de rumbo. El titular de la Generalitat, Ximo Puig, tiene decidido cambiar de estrategia y congelar, al menos por ahora, la relación institucional con Cataluña tras la elección de Quim Torra, manchado por sus comentarios xenófobos y racistas, como nuevo presidente. Puig descarta reabrir esa vía de comunicación que sí tuvo abierta casi hasta el último minuto con Carles Puigdemont en un momento en el que se intuye en los próximos meses otro «choque» entre el nuevo ejecutivo independentista y el gobierno de Mariano Rajoy. Con ese panorama, el jefe del Consell considera inviable retomar los contactos entre la Comunidad y Cataluña aunque Ximo Puig sí tiene cerradas en las próximas semanas dos visitas a Barcelona en las que ofrecerá la «estabilidad» del territorio valenciano para intentar conseguir nuevas inversiones empresariales.

A la Generalitat Valenciana le gustaría normalizar los contactos una vez que se nombre en los próximos días al nuevo gobierno catalán. No en vano, Cataluña es el principal socio comercial de la Comunidad y un territorio con el que existen importantes lazos culturales, lingüísticos, económicos, de infraestructuras y de vecindad. Desde que arrancó el mandato del Consell del Botànic, Puig intentó recuperar esa relación con Cataluña, abandonada durante los mandatos del PP. Hubo una cumbre en València, entrevistas del jefe del Consell con Puigdemont en Barcelona y una labor de mediación fallida de Ximo Puig, casi hasta el último minuto, para intentar la convocatoria de elecciones antes de que se produjera la declaración unilateral de independencia.

Pero ahora el escenario ha cambiado y el decorado ya no es el mismo. Desde la Generalitat Valenciana rechazan el talante xenófobo y racista de Quim Torra y también su subordinación a la figura de Carles Puigdemont. Un panorama que no ofrece ningún tipo de garantías para mantener una relación estable. Todo lo contrario. No se dan los términos, apuntaron desde fuentes del Consell, para reactivar el diálogo con Cataluña. Ni siquiera ahora que, por ejemplo, Rajoy ha anunciado una reunión del Consejo de Política Fiscal para desbloquear la financiación autonómica, un encuentro al que Puig sospecha que Cataluña, perjudicada como la Comunidad por el actual sistema de reparto, ni siquiera acudirá.

En los últimos meses, como ya público este periódico, el jefe del Consell ha recuperado la relación con Murcia, casi inédita en sus tres primeros años de mandato. A doce meses de las elecciones autonómicas, además, no parece que recuperar el contacto con Cataluña favorezca a los socialistas. Todo lo contrario. Ni tampoco a sus socios de Compromís que, con una pata valencianista, mantienen un calculado silencio sobre la escena catalana a sabiendas de que se trata de un jardín del que sólo pueden salir perdiendo. Puig, en todo caso, deberá lidiar con la situación de primera mano. Tiene marcadas, de hecho, dos visitas a Barcelona. Una para el 30 y 31 de mayo, invitado por Foment del Treball. El primer día cenará con empresarios y a la jornada siguiente ofrecerá una conferencia además de un encuentro con firmas que tienen intereses en territorio valenciano. A la semana siguiente acudirá junto al secretario autonómico de Infraestructuras, Josep Vicent Boira, al salón logístico de Barcelona, en el que la Comunidad es la invitada del evento. El mensaje de Puig será siempre el mismo: ofrecer la «estabilidad» política y económica valenciana para captar nueva inversión empresarial.

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