La última -y enésima- crisis socialista en la ciudad de Alicante tras perderlos socialistas la Alcaldía de la capital de la provincia y tras el embrollo con la ejecutiva local alicantina, que quiso quitar la portavocía del grupo a Eva Montesinos, ha quedado «cerrada» y «zanjada» para el secretario general de los socialistas valencianos, Ximo Puig. «Ahora hay que situarse en el interés general de los ciudadanos y gestionar esta etapa de transición lo mejor posible hasta las próximas elecciones, de las que estoy convencido de que saldrá una mayoría progresista», subrayó el también presidente de la Generalitat. Así se manifestó ayer en unas declaraciones a los medios de comunicación, en las que Puig sabe que no le queda otra que «vender» que el partido está saneado, pese a los desencuentros que los socialistas viven cada dos por tres en la ciudad. Un capítulo que se reabrirá, seguramente, con las primarias para elegir al próximo alcaldable.

Aprovechó la visita del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a Alicante el próximo sábado para arremeter contra los Presupuestos Generales del Estado y para exigirle que dé explicaciones de por qué ha situado a Alicante «en el número 48 de las provincias para invertir el año que viene». Por ello, pidió al PP que apruebe en el Congreso las enmiendas «de los grupos que apoyan a la Comunidad Valenciana». La batalla por las inversiones por habitante para la provincia es una de las armas con las que los socialistas encaminan su guerra contra los populares en año preelectoral. También aprovechó Puig para pedir a Rajoy que venga más a Alicante como presidente del Gobierno y no «solo para actos partidistas». «Lo lógico sería que Rajoy atendiera la agenda institucional antes que la del partido como manda la lógica política», señaló. Y se puso como ejemplo para reivindicar que viaja poco a Alicante como secretario de los socialistas pero sí como jefe del Consell. Opinó respecto a las manifestaciones de la presidenta del PP, Isabel Bonig, en las que sostuvo que su partido no iba a aprobar las enmiendas que es «evidente que no le importa el interés general, sino su partido».