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Serra intenta salvarse, dispara contra Costa y deja fuera a Camps y a Rambla

El exdirigente del PP declara que si presionó a Enrique Ortiz para que pagara a Orange Market fue porque se lo pidió el exsecretario

Serra intenta salvarse y dispara contra Costa

Comenzó afirmando que no tenía competencias en cuestiones económicas, disparó a Ricardo Costa en cuanto tuvo oportunidad, citó al exvicepresidente Vicente Rambla para exculparle y de Camps no dijo ni mu. Una comparecencia que el exvicesecretrario del PP David Serra arrancó con aparente seguridad pero que zozobró al escucharse en la sala sus conversaciones con el empresario Enrique Ortiz, en las que le apremiaba para que saldara una deuda con Orange Market. Pagos ilegales al partido a través de la trama Gürtel que tanto el promotor como los otros ocho contratistas públicos acusados en este proceso han reconocido.

Serra comenzó explicando como un profesor a los alumnos de primero de Políticas la diferencia entre contratar el montaje de un mitin, que es lo que hacía Costa, dijo, y la movilización de los militantes para llenarlo, lo que aseguró que era su cometido. «Mi función era la del candidato número 15 de la lista», resumió.

Agregó el exresponsable de Organización que suponía que era el exsecretario, a quien en todo momento se refirió como «el señor Costa», quien decidía que se pagara a Orange Market, y que jamás le dijo que hubiese una contabilidad en b, como declaró quien fuera mano derecha de Camps. «Yo estaba en otras cosas», apostilló tras incidir en que hasta septiembre de 2007 no ocupó un cargo orgánico en el PP y que si tenía firma era porque todos los pagos se hacían de forma mancomunada.

El momento más delicado para Serra se produjo cuando la fiscal Myriam Segura pidió que se escucharan unas conversaciones con Ortiz en las que que le presionaba para que pagara a la filial valenciana de la trama de Francisco Correa. Una charla que el exdiputado definió como una labor de intermediación que le había encargado Costa para que el empresario saldase la deuda que tenía con un proveedor del partido como era Organge Market. Y que se lo pidió por sus buenas relaciones con el promotor de su etapa en Deportes. «Yo sólo intercedí en un caso puntual y no sabe cómo me arrepiento», soltó Serra ante el magistrado Vázquez Honrubia, que unos minutos antes le había preguntado qué pintaba un secretario general del partido mediando en una deuda entre particulares.

La misma cuestión que de otro modo le planteó el abogado del Estado Edmundo Bal cuando le dijo si no le sorprendía que todo un secretario «estuviera haciendo de gestor de cobros». «Había una situación de crisis y yo cumplí órdenes de mis superiores. Nunca imaginé que por hacer un favor al PP me viera en una situación así», dijo Serra ante un Costa que siguió toda la declaración con un gesto entre abatido y contrariado.

El acusado, que se enfrenta a casi ocho años de prisión, aseveró que no supo de la existencia de las aportaciones de los empresarios hasta que se hizo público el acuerdo de Ortiz con Anticorrupción, donde las admitió. Una afirmación que el juez no tuvo problema en poner en evidencia cuando tras preguntarle por qué llamaba «bizcochos» al dinero que el empresario tenía que aportar, y no lograr Serra dar una explicación convincente, le soltó no sin cierta sorna que quizá eran las formas «de una organización peculiar».

Continuando con las negativas, Serra negó que hubiera recibido dinero en metálico («de haberlo hecho lo habría comunicado a la Justicia», apuntó), que conociera mucho a los cabecillas del entramado de Francisco Correa y hasta que leyera correos que le llegaban de Orange Market y que aseguró que su secretaria se los devolvía a Costa sin tan siquiera abrirlos porque se los enviaban por error.

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