Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Porca miseria

La confesión de Ricardo Costa abre un vía para investigar hasta dónde ha llegado la podredumbre que ha descrito

Confirmado de boca de Ricardo Costa que la casa común de los populares en la Comunidad se sustentaba gracias a las generosas aportaciones de un nutrido grupo de empresarios unidos bajo el arco común de la contrata pública. Y ratificado, vía acuerdo de permuta de dinero por cárcel, que estos mecenas a la fuerza pasaban por taquilla cada vez que eran llamados a filas, falta ahora saber si estas revelaciones que han dinamitado el PP, además de evidenciar un modo torticero de ¿hacer política?, van a quedarse ahí o se va a seguir ahondando hasta conocer el alcance de la gangrena.

mea culpa entonado por el en tiempos mejores lugarteniente de Francisco Camps en su declaración de este miércoles, después de una «profunda reflexión con mi mujer», dijo, el exdirigente del PP ha ido mucho más allá de lo que, en el mejor de sus sueños, las acusaciones podían esperar. Aunque es posible que junto a Ric, además de la Bellea Laura Chorro, también estuviera el Garzón-juez que destapó esta trama antes de convertirse en el Garzón-abogado que ahora le arropa en su nueva estrategia de defensa sin reparar en medios.

Sea como fuere, el hecho es que el primer excargo público que admite ante un juez las trampas que se hacían para ganar elecciones no sólo confesó la financiación irregular, el dinero opaco y las aportaciones de los empresarios sino que, en el arrastre de la manta, ha dejado con el culo al aire al propio exjefe del Consell, al exvicepesidente Víctor Campos, al expresidente de las Cortes Juan Cotino, y a los senadores Adela Pedrosa y Alberto Fabra, entre otros y entre los que también citó a la exalcaldesa de Alicante Sonia Castedo. Nombres que no aparecen en el proceso que se está juzgando en la Audiencia Nacional (como el de Campos o Castedo) o que si lo hacen es en calidad de testigos.

En ese arrebato de sinceridad (después de que los empresarios admitieran las entregas y los cabecillas del entramado de Francisco Correa cantaran como nunca lo habían hecho en ninguna de las piezas de la trama Gürtel), Costa ha incluido además empresas de las que hasta ese momento no se había oído hablar en la causa y por las que nadie le había preguntado: Rover Alcisa y Cecopsa, que habrían aportado 150.000 y 15. 000 euros respectivamente, detalló. Y nuevas entregas de empresarios que sí aparecían, como Enrique Ortiz, pero con otra aportación de 350.000 euros que se sumaría a los 348.000 que el promotor de Alicante ha confesado que facturó a la trama para saldar la deuda que el PP tenía con las empresas de Correa. Datos sobre los que pesa la espada de la prescripción, es verdad, pero que ofrecen una oportunidad de oro para ahondar en una investigación que aún no ha tocado fondo.

Nada de lo oido en estas dos semanas de juicio a la rama valenciana de Gürtel se hubiera escuchado sin la confesión adelantada de los empresarios, siguiendo la senda que inició Ortiz. Y cierto es que apuntalar de entrada con estas autoinculpaciones una condena era un bocado tan apetecible para la fiscal Myriam Segura como para hacer alguna cesión (además de la rebaja de la pena y la conmutación de la cárcel por unos dos millones en multas) en la negociación de un acuerdo que ha sido el principio de todo. No se entiende de otro modo que el desfile de los nueve empresarios acusados ante el juez Vázquez Honrubia se resolviera con la aceptación mediante monosílabos de un relato de hechos redactado por Anticorrupción en el que se admiten las entregas de dinero pero nada se dice de a qué obedecían, de las contraprestaciones por esos desembolsos a empresarios que el grueso de sus negocios estaba y está en los contratos con la administración.

Y choca igualmente que nadie a lo largo de los días que lleva desarrollándose la vista oral haya preguntado por ello dando paso a una nueva línea de investigación que podría discurrir por los caminos de la prevaricación, el tráfico de influencias o el cohecho si la Justicia logra sortear las prescripción y la desidia. Sólo así lo revelado en este proceso habrá servido para algo más que para constatar lo que ya se sabía. De los contrario seguiremos instalados en la miseria, en la porca miseria.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats