Sustituyó a la gerente regional del PP durante su baja maternal y después fue nombrada tesorera, pero ni tenía formación contable, ni firma, ni un cometido definido ni, por supuesto, conocimiento de que existiera otra financiación que no fuera la legal. Así fue cómo se presentó ayer Yolanda García Santos ante el magistrado que juzga la vertiente valenciana de la trama Gürtel. Tan pocas funciones se atribuyó que el juez no pudo evitar la ironía de espetarle: «¿Un trabajo sin funciones? Pues qué buen trabajo».
A diferencia de la declaración serena que el día anterior prestó la gerente titular, Cristina Ibáñez, la de Yolanda García ayer fue una montaña rusa que el fiscal Carlos Alba supo aprovechar.
La acusada, que se enfrenta a una petición de seis meses de prisión por un delito electoral, aseguró que sus tareas en la gerencia de la formación conservadora eran las de una «auxiliar administrativa, una secretaria» y que su nombramiento como tesorera sólo tenía un carácter político: «Se hizo para que entrara en el comité regional sin que eso conllevara unas funciones».
Relató después que prácticamente no había tenido contactos con Orange Market en su etapa de gerente aunque el tono de las conversaciones que se escucharon después en la sala desmintieron en parte esta afirmación.
Designada para que sustituyera a Ibáñez por Ricardo Costa («pregúntenle a él los motivos», respondió a la pregunta de por qué fue ella la elegida), García Santos precisó que se limitaba a hacer los talones que le decían Costa o el también acusado David Serra, pero que nunca revisaba nada ni nadie le dijo que tenía que hacerlo. «Si los que tenían la firma me decían que lo hiciera, lo hacía», dijo.
El fiscal focalizó parte de su interrogatorio en una factura de 100.000 euros que Orange Market emitió al PP y por la que Costa le dijo que se pusiera en contacto con Álvaro Pérez «sin darme muchas más explicaciones», matizó. Una factura con la que «había problemas» y por la que, por hacerle un favor a Serra, se ofreció a llevar ella el talón a El Bigotes dado que el exvicesecretario, a quien definió como un «Pepito Grillo» por lo meticuloso que era para revisar las facturas, no iba a estar en Valencia. «Fui una transmisora, no tuve nada que ver», afirmó. Y puntualizó: «Era cierto que El Bigotes tenía necesidad de cobrar, pero todas las llamadas que le hice fueron para que la factura (cuyo concepto era "por servicios prestados al PP", sin especificar más) fuera correcta».
Al final del interrogatorio, a la pregunta de la acusación popular de cómo alguien que como diputada, que también lo fue, que había presentado enmiendas a los presupuestos, afirmaba que no tenía conocimientos contables, Yolanda García respondió: «Es que nos las daban hechas».
El juicio prosigue el día 7 con la declaración de Serra y José Ramón Blanco Balín, quien llevaba la contabilidad de Orange Market.
