Los socialistas de la provincia celebrarán hoy en la Universidad de Alicante su tercer congreso. Será un cónclave que pondrá punto y final a la interinidad que se abrió en el mes de mayo con la dimisión de David Cerdán, ahora diputado autonómico y anterior secretario general. José Chulvi, alcalde de Xàbia y portavoz en la Diputación, estrenará su mandato como nuevo líder provincial con grandes dos retos encima de la mesa: conseguir el encaje en el proyecto de Ximo Puig del socialismo alicantino y afrontar la grave crisis de la ciudad de Alicante. Una obligación: pacificar el partido después de una etapa de inestabilidad y de las heridas que se abrieron en los últimos procesos de primarias. Y, finalmente, un objetivo: reforzar las agrupaciones locales para intentar llegar a 2019 con opciones de intentar disputar el control de la Diputación, ahora en manos del PP.

De los dos retos, sin duda, el primero no parece el más complicado. El presidente de la Generalitat ya eligió en su día a Chulvi para el núcleo duro de la dirección del PSPV. Y después le avaló como aspirante único a encabezar el partido en Alicante tras un pacto con el «sanchismo» que dejó sin opciones al alcalde de Elda, Rubén Alfaro, que tenía el respaldo en este proceso del exsenador Ángel Franco. Son dos personas, por tanto, que tienen absoluta sintonía personal y política. A diferencia de lo que ocurrió durante la etapa de David Cerdán en la que el secretario provincial se convirtió en una molesta «china interna» en el zapato de Puig, el portavoz en la Diputación quiere que su ejecutiva sea una pata más del proyecto del jefe del Consell. Máxime teniendo en cuenta que Alicante es un territorio clave. Ximo Puig llegó a la Presidencia de la Generalitat gracias a la ventaja que los socialistas le sacaron a Compromís en las comarcas alicantinas. Por tanto, el papel de la nueva ejecutiva provincial será muy importante de cara a esa cita de 2019.

Otra cosa, sin embargo, será encontrar una salida con firmeza a la crisis de la ciudad de Alicante y buscar una solución a una agrupación que vive en la convulsión permanente desde hace muchos años bajo el mando del mencionado Ángel Franco. La intención del nuevo secretario general, José Chulvi, es la de afrontar la cuestión en un plazo no demasiado largo para tener tiempo de tomar medidas antes de las elecciones municipales. Junto a Chulvi trabajarán en este asunto la secretaría de Organización, dirigida por el ilicitano Francis Rubio; y también el responsable de Política Municipal, área que estárá ocupada por una persona que tenga línea directa con Alejandro Soler, que no sólo es el único alicantino en la dirección federal sino que, además, trabaja en ese tema en la cúpula de Ferraz.

No parece que la cuestión de los distritos, a debatir en el congreso de hoy, sea una solución de futuro porque, entre otras cosas, la debe abordar la propia agrupación. Y es seguro que los afines a Franco -que no van a tener ningún poder de relevancia en esta ejecutiva provincial que inicia hoy su recorrido- no están por la labor de ceder espacios de poder en Pintor Gisbert, convertida en la última trinchera defensiva del exsenador y sus partidarios. Esa será una «gran patata» caliente para Chulvi a la que se une, además, la grave situación judicial del alcalde Gabriel Echávarri que tiene impacto en la estabilidad del Ayuntamiento de Alicante, donde los socialistas gobiernan con seis ediles frente a 23 dela oposición. Enorme reto.

En líneas generales, la intención de José Chulvi, hombre de corte pactista y de tono afable, es propiciar una mayor cohesión del socialismo alicantino, muy dividido por las cuitas de los últimos procesos internos. Fueron especialmente duros los procesos de primarias. El portavoz socialista en la Diputación cree que cosiendo heridas y con un plan de refuerzo de las agrupaciones locales, el PSPV de la provincia puede recuperar el pulso, garantizarse la estabilidad interna y tratar de luchar por el control de la Diputación. Ese es el gran objetivo personal que se ha marcado Chulvi.