El debate de la tasa turística no ha escrito aún la última palabra. El asunto ha generado una profunda división en el seno del tripartito de izquierdas que sostiene la gobernabilidad de la Comunidad. Pero el PP tiene en sus manos una carta que mantendrá la incertidumbre hasta el pleno de presupuestos de la próxima semana. Los populares son abiertamente contrarios a la puesta en marcha de la tasa turística, de hecho, han extremado el debate sobre este tributo para desgastar al tripartito valenciano. Pero el partido que lidera Isabel Bonig quiere profundizar en la división del tripartito.

La complicada aritmética parlamentaria que vive las Cortes abre la posibilidad de que una abstención del PP y Ciudadanos a la enmienda de Podemos en favor de la tasa turística permita que se apruebe si el PSPV, como ha hecho hasta ahora, también se abstiene. Además, se da el caso de que a Compromís la propuesta de Podemos le agrada y en sus intervenciones defiende la bonanza de ese tributo cuya aplicación ya apoyó en el debate de Política General. Pero el PSPV no está dispuesto a ponerla en marcha y mucho menos a año y medio de las elecciones. El propio presidente de la Generalitat, Ximo Puig, es contrario a aplicar la tasa y ayer mismo el secretario autonómico de Turismo de las Cortes, Francesc Colomer, rechazó de plano su puesta en marcha

En la comisión de Turismo, los populares, sin embargo, ya amagaron con esta posibilidad para desestabilizar al Consell aunque luego, en una nota oficial, lo descartaron. En ese contexto juega también la ofensiva de los populares para acabar con las subvenciones que reciben patronales mayoritarias. El PP no descarta incluso apoyar una enmienda de Podemos que propone eliminar los 600.000 euros de ayudas que la Generalitat otorga a la patronal turística Hosbec para destinarlos a luchar contra el intrusismo.