En la puesta de largo de su proyecto para tomar el mando del PSPV en la provincia, José Chulvi, alcalde de Xàbia y portavoz socialista en la Diputación, se estrenó con una «patata caliente»: la grave crisis institucional en el Ayuntamiento de Alicante que, a su vez, arrastra a la agrupación de la capital. El acto protagonizado por Chulvi en la sede universitaria de la ciudad, en la práctica, suponía su estreno al frente de la organización provincial socialista en tanto que, después de presentar un millar de avales, ya se ha convertido en candidato único a la secretaría general. Pero esa convocatoria quedó eclipsada por los problemas en Alicante y por la situación límite del alcalde Gabriel Echávarri, procesado por el fraccionamiento de contratos en Comercio e imputado por el despido de la cuñada del portavoz del PP, Luis Barcala, como venganza.

No se salió Chulvi ni un ápice de la línea oficial marcada desde la cúpula del PSPV sobre el futuro de Echávarri. Será el alcalde de Xàbia un secretario general de enganche con las posiciones de los socialistas valencianos. Insistió, de puertas hacia fuera como marcó Manolo Mata y Carlos Fernández Bielsa, en que la línea roja del partido pasa por la apertura de juicio oral y que, si eso se produce en el caso de Echávarri, se le pedirá la dimisión. En cualquier caso, abogó por tratar de capear el temporal: «Alicante no se detiene. Tuvo la suerte de lograr un gobierno del cambio y dejar atrás muchísimos años de política del PP con todos los problemas que ha habido». Y por eso reclamó «un esfuerzo» a todos los partidos de progreso para «llegar a acuerdos» en el marco de una situación que, según reconoció, «no es fácil». «Debemos dar alternativas», dijo.

En el tono conciliador que caracteriza la figura de Chulvi, el portavoz del PSPV en la Diputación confió en que en las próximas semanas «se vayan produciendo acercamientos» entre los partidos y advirtió de que la ciudadanía «no entendería que la ciudad pueda llegar a sufrir por estas cuestiones». Preguntado sobre el papel Compromís y Guanyar, José Chulvi evitó atacarles y valoró que haya habido acercamientos para que «en el ámbito de la gestión de un determinado problema, cada partido político decide, y por delante está la ciudad de Alicante y un gobierno del cambio y creo que cuando se mezclan dos o tres partidos hay una palabra clave: la colaboración y la generosidad, por parte de todos».

En todo caso sí reconoció Chulvi que existe «un problema» en la ciudad de Alicante pero insistió en que el código ético del PSPV «marca claramente -en el supuesto de apertura de juicio oral- lo que hay que hacer: Y eso es dimitir». En esa tesitura está por ver el encaje que tiene la agrupación de Alicante en el futuro entramado de la dirección provincial del PSPV. Ángel Franco presiona. Ha entregado un centenar de avales a Chulvi -entre ellos el del propio exsenador o el del alcalde Echávarri- como exhibición de fuerza y ayer mismo el propio Franco se puso en contacto con el nuevo líder de los socialistas alicantinos para trasladarle su versión sobre la complicada situación de Echávarri. José Chulvi no está dispuesto a pagar peajes y apuesta por una ejecutiva alejada de las cuotas.