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La dimisión de Diego Maciá evidencia dos años de líos en la conselleria de Economía

El conseller Climent, de Compromís, ya se enfrentó con María José Mira, ha ahogado al exalcalde de Elche dejándole sin competencias

La Conselleria de Economía avanza a duras penas. El caso de la dimisión anunciada (y aún no efectiva) del director general de Industria, Diego Maciá, recoge todos los males que lastran la relación entre sus altos cargos: lucha de poder entre el conseller Climent, de Compromís, y los altos cargos socialistas; escasa comunicación y desconfianza mutua en la acción de gobierno. La dimision de Macià comenzó a gestarse a los pocos días de su llegada, junto a la también socialista Blanca Marín, en agosto de 2016. Curiosamente, venían a cubrir el hueco dejado por María José Mira, desplazada de Economía a Hacienda por su sonado choque con Climent por el desacuerdo respecto a la política de horarios comerciales.

Al poco de llegar, los socialistas se desayunaron con que la modificación de la estructura orgánica de la conselleria retiraba a los nuevos altos cargos competencias en innovación, investigación, empresa, parques tecnológicos e institutos tecnológicos en favor de Compromís. El IVACE, que se salía de la Dirección General de Industria en esa remodelación, se llevó el grueso de competencias. Y Júlia Company, mano derecha del conseller, obtenía un estatus privilegiado al responder directamente ante Climent, sin depender orgánicamente de ninguna secretaría autonómica.

Aquella primera colisión entre Climent y los recién llegados Marín y Macià se cerró en falso: el conseller dejó una puerta abierta a la delegación de competencias, pero justo un año después no se ha abordado. Es más, el reglamento orgánico y de funcionamiento (ROF) aprobado en julio restó aún más competencias a Maciá, quien decidió en septiembre tirar la toalla. Y la comunicación se ha resentido: la relación entre socialistas y Compromís, de hecho, vuelve a ser distante. Según explican fuentes de la conselleria, los consejos de dirección, el órgano interno que una vez por semana planifica los asuntos generales, solo se reúne ahora cada 15 días, y con brevedad.

Climent trasladó a los altos cargos y asesores que prefería reuniones bilaterales con los secretarios autonómicos y directores generales. Una cuestión de operatividad. La agenda (todos los días se publica en la web) revela no obstante que desde la vuelta del verano apenas ha habido encuentros con los dirigentes del PSPV. El enfriamiento recuerda al primer año de mandato, cuando el enfrentamiento público y abierto de Climent con su en teoría número dos, María José Mira, hizo que el conseller cancelara los consejos de dirección con todos los altos cargos para despachar por separado con los altos cargos de Compromís y los socialistas.

Otro choque con el comercio

Tampoco existe «una gran sintonía» -reconocen desde el equipo de Climent- entre la secretaria autonómica y el director general de Comercio, Natxo Costa, responsable de uno de los puntos calientes de la gestión de Economía. Subyacen a la pérdida de confianza los continuos conflictos jurídicos derivados de la política de la conselleria contra la apertura de los comercios en domingos y festivos. Más aún, existe un descuerdo de fondo entre secretaria autonómica y director general sobre la restricción a las aperturas. La presidenta del PP, Isabel Bonig, por su parte, apuntó que la dimisión «en diferido» de Diego Marciá como director general de Industria es uno de los «muchos problemas» que ha provocado el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, por «vender» el PSPV a Compromís. De hecho, ha afirmado que los presupuestos de 2018 son «la rendición» de los socialistas.

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