Desde el primer momento, el Ministerio del Interior ha hecho gala de una buena dosis de improvisación con el envío de refuerzos policiales a Cataluña. La falta de planificación ha sido tal, que, 17 días después de que se fueran los primeros efectivos desde Valencia y Alicante, los agentes siguen sin saber cuánto se les va a pagar en dietas diarias y si percibirán la cantidad total de lo gastado o sólo el 80 por ciento. Es más, cada policía recibió un anticipo de 600 euros para cubrir todos los gastos -alojamiento, manutención, combustible para los vehículos y cualquier otra necesidad-, por lo que algunos de los que llevan más tiempo (cerca de tres semanas) ya han tenido que empezar a hacer uso de su propio dinero o pactar un aplazamiento del pago en los lugares donde están alojados. En principio, y dado el cariz que ha tomado la situación, no está previsto que esos agentes vuelvan, aunque se baraja su relevo.