Entre los 250 agentes obligados ayer a desalojar el Hotel Vila de Calella se encontraban 17 guardias civiles de la Comandancia de Alicante. Todos ellos recibieron al mediodía órdenes de sus superiores de recoger rápidamente sus cosas y abandonar el establecimiento de forma urgente.

Los 17 agentes pertenecen a la Unidad de Seguridad Ciudadana y la mayoría proceden de Puestos Principales situados en diversas localidades de la provincia de Alicante. Todos ellos se presentaron voluntarios para acudir a Cataluña, tras el llamamiento realizado por el Ministerio del Interior, con el fin de participar en el dispositivo destinado a evitar que se celebrara el referéndum ilegal del pasado domingo. La lista de voluntarios que se presentaron de los diferentes puestos de la provincia fue mucho más amplia, pero la Dirección General de la Guardia Civil escogió al contingente de agentes que finalmente se trasladó a Barcelona. Fue el pasado martes cuando el convoy partió desde la Comandancia de la Guardia Civil de Alicante. Ninguno de ellos ha resultado herido durante el tenso traslado de ayer ni durante las coacciones, presiones y vejaciones de las que fueron objeto durante la noche del domingo, en las puertas del propio hotel por una multitud de independentistas catalanes. Desde la tarde de ayer se encuentran en un destino seguro en la provincia de Barcelona que, por motivos de seguridad, no ha sido revelado.

Uno de los agentes expulsados del Hotel Vila de Calella ha explicado este mediodía a sus compañeros destinados fuera de Cataluña la situación en la que se encontraban. A través de un mensaje de whatsapp al que este diario ha tenido acceso, indicaba ayer mismo: «Nos han pedido en el Hotel Vila en Calella que nos marchemos. Se han portado con nosotros maravillosamente pero al final no han tenido mas remedio que ceder. La alcaldesa de Calella, de CIU, ha llamado al director del establecimiento esta mañana y le ha dicho que o nos echa o paraliza el expediente de una licencia de reforma total del hotel. Ha recibido varias llamadas, una de ellas diciéndole que le van a quemar el hotel, otras amenazando de muerte a sus padres y recordándole que tiene niños pequeños. Han faltado la mayoría de los camareros a trabajar hoy, por amenazas y presiones. Han tenido que cerrar con maderas y persianas todas las ventanas... como cuando viene un huracán... han cortado los suministros de comida, supongo que algunos distribuidores por convencimiento propio, otros por presiones. Han tenido que colgar el cartel de hotel cerrado. Nosotros, con todo el agradecimiento hacia estas personas que nos han tratado tan bien, nos vamos para que ellos no tengan mas problemas. 250 guardias nos vamos... no sabemos a donde».

Los otros agentes de la provincia que el pasado martes también partieron hacia Cataluña pertenecen a los antiguos grupos de antidisturbios de la Guardia Civil, que ahora reciben el nombre de USECIC, Unidades de Seguridad Ciudadana de la Comandancia. Desde su llegada se encuentran alojados en uno de los ferris que recalaron en los puertos de Tarragona y Barcelona para proporcionar hospedaje y apoyo logístico al operativo de la Guardia Civil y Policía Nacional.

Los agentes han decidido dejar los hoteles para que los trabajadores, algunos de los cuales ayer no acudieron a su puesto, no tengan problemas y han expresado el agradecimiento a todos los empleados por la atención que han recibido siempre. Gimnasios, bares y otros comercios que durante años se han favorecido por la presencia casi continua en la localidad de fuerzas de seguridad no permitieron ayer la entrada a los agentes.

Incluso, algunos de ellos han publicado mensajes en sus cuentas de las redes sociales para condenar la actuación policial en los centros de votación y avisan a los policías: «A partir de hoy, a favor de un derecho fundamental como la democracia, usted no es bienvenido. Seguramente otros muchos establecimientos estarán encantados de recibir su dinero».

Esta situación ha sido denunciada también por la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), que, en un comunicado, además de relatar el caso de los hoteles ha resaltado el acoso y hostilidad contra los guardias civiles que está provocando «situaciones muy difíciles en el seno familiar de trabajadores que hace hasta escasas fechas vivían plenamente integrados en Cataluña».

También el Hotel Las Palmeras y el Catalonia, de la misma localidad, instaron a los policías nacionales y a los guardias civiles que se hospedaban en sus instalaciones a buscar otro sitio ante la presión popular de los vecinos de Calella.