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García-Margallo: «No creo que Puig siga la hoja de ruta catalana»

«Quiere la unidad de España», dice del presidente del Consell el exministro de Exteriores

García-Margallo: «No creo que Puig siga la hoja de ruta catalana»

Está en plena «gira» de presentación de su último libro, en el que habla de la propuesta de reforma de la Constitución. ¿Se hubiera ahorrado España parte del problema actual con Cataluña si su gobierno y su presidente le hubieran escuchado más?

Dicen los árabes que no es bueno llorar sobre la leche derramada. Hasta el 1 de Octubre lo importante es ponernos todos detrás del presidente del Gobierno, que es el que está sentado en el sillón del conductor, y permitirle que adopte cualquiera de las medidas que la Constitución le permite y en el momento que considere para garantizar que no haya una sola urna. Es importante que se haga rompiendo los menores platos posibles porque después del día 1 viene el día 2, y el día 3 y el resto de días, y habrá que intentar encauzar la cuestión catalana. Eso exige una oferta a la sociedad catalana no independentista, atractiva, que arrancaría con una reforma de la Constitución y que seguiría con un proceso de regeneración y modernización de España a los nuevos tiempos.

¿Qué pasos tiene que dar el Gobierno para impedir el referéndum independentista?

Tiene un arsenal de medidas como el artículo 116, que son los estados de alarma y sitio; tiene el 151, que permite al Gobierno adoptar medidas para que la Generalitat cumpla sus obligaciones o deje de dañar el interés general; tiene la ley de Seguridad Nacional, prevista para casos de crisis y yo no acierto a ver una crisis mayor que la ruptura de España; el Tribunal Constitucional puede tomar medidas para que sus sentencias se cumplan y ejecuten y de suspender de funciones a quien las incumpla. Existen, además, en el Código Penal figuras que afectan tanto a los funcionarios como a los que no lo son, como los delitos de desobediencia, prevaricación y malversación de caudales públicos o, en el caso de los particulares, colaboración de malversación, la desobediencia y la sedición, que es un alzamiento tumultuario contra el orden institucional que es exactamente lo que estamos viviendo. Lo importante es que se tomen con determinación política y con el apoyo sin reservas del PSOE y Cs.

De todas esas medidas, ¿Cuál sería la más conveniente?

Eso lo tendrá que decidir el presidente del Gobierno. No se le puede condicionar. Estamos en un momento de extraordinaria gravedad y el deber patriótico está en respaldar al Gobierno. Lo importante es el resultado: que no haya una sola urna y que eso se consiga haciendo el menos daño posible. Porque luego viene el resto de días y el problema seguirá mientras no se aborden sus raíces. Esto es como una pareja que discute porque el café no está caliente y otro día porque uno ha llegado a tarde. Al final hay que sentarse y abordar el problema de raíz y restablecer, como dice el título del libro, la convivencia, la concordia.

¿Estaría a favor del referéndum si se celebrara en toda España?

Es que una reforma de la Constitución, por definición, tiene que ser votada por el pueblo español para que se ratifiquen los pactos constitucionales actualizados por los ciudadanos que no votaron en el 78. Esa actualización de los pactos a las nuevas circunstancias es para preservar lo que es la esencia de la Constitución, que la soberanía pertenece a todo el pueblo español y no solo a una parte, la unidad de España, la igualdad en derechos y obligaciones de los españoles y la solidaridad entre los distintos territorios de España.

¿Ha habido algún tipo de negociación con otros países, organismos internacionales o europeos para que no se apoyara el «procés» catalán?

Yo no hablaría de negociación, pero en todas relaciones diplomáticas se exponen entre socios las máximas preocupaciones de un país en un momento determinado. En mi época, desde el minuto uno, planteé que mi mayor preocupación era mantener la unidad de España y pedía apoyo a los socios y aliados. De la misma manera que España ha estado atenta a los intereses de otros países, por ejemplo las sanciones a Rusia, que era un problema que no nos afectaba directamente y que incluso supuso unos costes para la provincia de Alicante en exportaciones agrícolas, dijimos que entendíamos su preocupación y atendimos sus peticiones. Y eso es lo que ha pasado. Se pide comprensión y la hemos conseguido. Todo el mundo menos Maduro ha dicho que esto había que resolverlo de acuerdo con el orden constitucional español y que preferían una España unida y fuerte a una España fragmentada.

¿Es Soraya Saenz de Santamaría la persona idónea para llevar las negociaciones que permitan una solución en Cataluña?

Las lleva desde el principio. Si el presidente la sigue manteniendo es porque está convencido de que es la persona idónea y no soy quien para juzgar el acierto o desacierto de esa decisión.

¿Cree usted, como dice la presidenta del PP de la Comunidad Valenciana, Isabel Bonig, que el Consell de Ximo Puig y Mónica Oltra siguen la misma hoja de ruta que Cataluña?

Ximo Puig va a estar en la presentación del libro. Yo le he oído decir que es partidario de la unidad de España y del orden constitucional y su partido, como Cs, se están comportando de forma ejemplar porque España está por encima de todas las cosas.

Aún no sé si lo comparte o no.

Imagino que Bonig se refiere a cuestiones puntuales.

Se refiere a una hoja de ruta marcada por la reclamación de más financiación, al discurso de España nos roba, al modelo educativo o control de los medios de comunicación para el adoctrinamiento. De eso habla Bonig.

Si se refiere a la infrafinanciación estoy de acuerdo. Es necesaria la revisión del sistema. Estoy convencida de que comparte cosas que propongo en mi libro. Lo que sí quiero decir es que el presidente Ximo Puig defiende la unidad de España y el Estado de Derecho.

¿Cree que el Gobierno de España tendría que haber recurrido el decreto del plurilingüismo cuando lo aprobó el Consell?

Eso es algo que corresponde decidir a otros órganos. Pero en la ley oficial de lenguas que propongo en mi libro hablo de dar valor a otras lenguas españolas como el valenciano o el catalán. También hay que hacer una labor de protección fuera. Siendo ministro, solo en un año se hicieron 230 actos en el Instituto Cervantes para promover la lengua y la cultura catalana. También hablo de establecer los derechos de los ciudadanos y las obligaciones de las administraciones. Entre los derechos de los ciudadanos está decidir la lengua vehicular en la que tienen que ser educados sus hijos. Y eso hay que conectarlo con el conocimiento de las lenguas cooficiales. Pero lo que no se puede es discriminar al castellano en la enseñanza vehicular.

¿Es usted de los que piensan que el gobierno valenciano es un llorón por exigir a Mariano Rajoy una mejora de la financiación económica?

No, no lo pienso. Los datos avalan que la Comunidad Valenciana ha sido maltratada por un sistema de financiación herencia del que aprobaron los socialistas. Yo siempre he pedido una mejora del sistema, antes y después de ser ministro, y he propuesto otro diferente. En política procuro llegar a soluciones concretas y las preciso en mi libro. Mi propuesta tuvo una gran discrepancia con el ministro de Hacienda, una discrepancia que ha sido conocida y pública.

¿Sería una solución para el problema valenciano sustituir al Ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro?

No entro en cuestiones personalistas nunca. Lo importante es que se apruebe una propuesta que acabe con una situación anómala como la que estamos viviendo. Quien lo haga es algo que no me preocupa.

¿Cómo valora la posible implantación de una tasa turística en la Comunidad Valenciana?

No soy partidario de impuestos a los sectores que generan empleo. La Comunidad Valenciana , que fue de las que más sufrió la crisis, es también de las que más rápido está saliendo gracias a que los dos sectores que más tiran son la industria y los conectados al turismo. El poner una tasa a uno de los motores de los que activa la economía no me parece una buena idea. Sí creo que hay que aprovechar lo que ha pasado en el norte de África para ordenar el turismo. Estamos asistiendo a una masificación turística que no tiene mucho sentido en Valencia, en Baleares o en Cataluña. Tenemos que ir hacia la desestacionalización del turismo, que los turistas no vengan solo en verano y al sol y playa. En eso el mercado chino es capital, que viene por patrimonio cultural e histórico, y también hay que extender el turismo a otras estaciones y hacia el interior.

¿Tiene que sentarse Compromís con el PP a negociar los Presupuestos Generales de 2018 con el fin de obtener más inversiones para la Comunidad?

Todo el mundo que tenga algo que decir en la Comunidad Valenciana y que esté dispuesto a arrimar el hombro para que los presupuestos sean lo más generosos posibles con la Comunidad tiene que sentarse con el PP. No me cabe duda.

Usted mismo criticó que el gobierno de España fue roñoso con las inversiones de la provincia de Alicante en las cuentas de 2017. ¿Teme que los presupuestos del Estado para 2018 vuelvan a quedarse cortos con la provincia?

Las noticias que tengo es que para 2018 van a ir mucho mejor. Lo que está claro es que la provincia tiene unas necesidades imperiosas en temas de agua y hay que abordarlas. Probablemente exceda de unos presupuestos y haya que abordarlo de otra manera. También hemos perdido músculo industrial en los sectores tradicionales y no hemos avanzado lo suficiente en los modernos y tenemos que hacer un esfuerzo en el Corredor Mediterráneo. Aquí hay puntos comunes con los intereses de Cataluña y habrá que sentarse a hablar con ellos. El Estado tiene una deuda importante con la provincia y la Comunidad Valenciana por la insuficiencia de la financiación y por la poca generosidad en materia de inversiones en los presupuestos públicos.

¿Qué papel ha tenido como mediador el grupo parlamentario del PP procedente de la provincia, y en general, los diputado de la Comunidad?

Diputados y senadores hacemos grandes esfuerzos por mejorar la situación de esta provincia.

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