Pedro Sánchez y Ximo Puig pasaron ayer página (al menos de cara al público) a las tensiones que han vivido ambos durante los últimos meses, especialmente desde que el dirigente valenciano fuera uno de los artífices de la dimisión de Sánchez como secretario general del PSOE. Posteriormente, durante las primarias para elegir al nuevo líder del partido, Puig se posicionó con la presidenta andaluza, Susana Díaz, que terminó perdiendo ese proceso interno a pesar de contar con el apoyo de la inmensa mayoría de los barones territoriales del PSOE. Ya con Sánchez al frente, Puig tuvo un rival «sanchista» en las primarias para renovar su cargo en el socialismo valenciano, Rafa García. Sin embargo, el jefe del Consell acabó ganando. Pues bien, ambos enterraron ayer el hacha de guerra y mantuvieron un encuentro cara a cara en el Palau de la Generalitat.