Cuarenta y ocho horas después de concluir el XIII Congreso Nacional del PSPV, celebrado en Elche, el movimiento de integración que el líder de los socialistas valencianos ha llevado a cabo con el llamado sector «sanchista» de Alicante, y que culminó con la inclusión del alcalde de Pinoso, Lázaro Azorín, en la ejecutiva del partido, ya avanza la estrategia que Ximo Puig seguirá hasta el congreso provincial de Alicante. Y ayer lo dejó claro ante las preguntas de este diario sobre si habrá un paralelismo a la hora de negociar con los «sanchistas» de la provincia y buscar la intgración. «Me gustaría que se diera ese paralelismo con el XIII Congreso. Quiero esa integración», indicó, aunque no pudo precisar cómo se llegará a ella.

Y en esas negociaciones hasta la celebración del cónclave -previsto para finales de octubre o primeros de noviembre- «hay trabajo», como definía ayer una de las figuras claves de la nueva ejecutiva autonómica.

Ese «trabajo» tiene tres nombres en la palestra. Dos de ellos han bregado hasta la saciedad en medio de la guerra: la nueva secretaria de Relaciones Institucionales y Acción Electoral del PSPV, Toñi Serna, y el secretario comarcal del Baix Vinalopó, Alejandro Soler, la principal representación alicantina del «sanchismo» y miembro de la ejecutiva federal como premio a su férrea defensa de Pedro Sánchez en las primarias contra Susana Díaz. El tercero en discordia es el omnipresente Ángel Franco, que ha pasado de estar «desaparecido» de la escena pública tras su implicación en las conversaciones de Brugal a estar en todos los saraos socialistas de cierta relevancia política.

Reaparecido con la gran crisis socialista que desembocó en la caída de Pedro Sánchez como secretario general, y más presente si cabe desde la resurrección de éste, Franco toma relevancia en las negociaciones por ser hombre fuerte del partido en Alicante y tener su candidato: el alcalde de Elda, Rubén Alfaro.

Las durísimas negociaciones entre este trío de socialistas ya se han visto en la elección de los delegados al congreso Federal, a los del Nacional, en la integración de la cuota «sanchista» en la ejecutiva autonómica y en la propia gestora de la provincia de Alicante después de estallar por los aires y quedar descabezada desde mayo tras la dimisión de su secretario general, David Cerdán. Las negociaciones pasarán ahora por un proceso complejo en una provincia, como la alicantina, tan marcada por las familias socialistas. Pero muy potente, a su vez, por ser clave en los resultados electorales del PSPV. Y no será fácil. De hecho, la constitución de una gestora provincial tras la marcha de Cerdán todavía sigue enquistada por la falta de acuerdo interno.

Lejos de darse tregua con la llegada de agosto, algunos miembros del núcleo duro de Puig ya trabajan a nivel interno con reuniones preparando el congreso y trazando estrategias ante las primarias previas, según señalaron fuentes socialistas.

Por otro lado, el exvicesecretario de Relaciones Institucionales del PSPV, José Manuel Orengo, será nombrado asesor de Presidencia de la Generalitat, según fuentes del Consell. Orengo, cercano a Puig, ha ocupado diversos cargos de responsabilidad en el partido y el municipalismo.Su nombre ha aparecido en causas judiciales, aunque sin consecuencias, como el caso Imelsa o la polémica en la Fundación Cical, un centro de Investigación de la Administración Local.