El «sanchismo» alicantino empieza a jugar su propia partida. Ximo Puig, como adelantó este periódico, había ofrecido un pacto a Alejandro Soler, miembro de la dirección federal y referente de los partidarios de Pedro Sánchez en Alicante, para integrar a personas de su confianza. Puig quiere tener cartas para jugar la partida del congreso provincial. Sus seguidores se han dividido en dos bloques y el jefe del Consell quiere una dirección en sintonía con su proyecto. Finalmente, el «sanchismo» alicantino, entrada la larga noche del sábado al domingo, aceptó. En la ejecutiva que sale del cónclave celebrado durante este fin de semana en Elche, de hecho, estará el alcalde de El Pinós, Lázaro Azorín, a propuesta de Soler en Política Municipal; y Rosana Arques, asesora en el Ayuntamiento de Alicante y del bloque crítico con Ángel Franco en la capital en un el área de Nuevos Derechos y Laicidad.

Son secretarías de segundo nivel -forman parte de la permanente y no del secretariado, verdadero núcleo de mando- pero «rompen el hielo» entre Puig y una parte del «sanchismo» de cara a la batalla que se avecina en la provincia. El congreso ha evidenciado la fractura en dos grandes grupos del sector que respaldó al jefe del Consell en la provincia durante las primarias. Y, al menos sobre el papel, el presidente parece reforzar en el reparto a los aglutinados alrededor de la ilicitana Toñi Serna frente a Ángel Franco. La propia Serna -en Acción Electoral y con competencias de Organización- será un peso pesado de la ejecutiva igual que el portavoz en la Diputación, José Chulvi, responsable de Valencianismo y Federalismo y en el núcleo de poder, bautizado como secretariado, un círculo en el que Franco sólo ha situado a la diputada Sandra Martín, al frente de Medio Ambiente e Infraestructuras. La presencia del exconseller Miguel Millana, en una secretaria de perfil bajo del equipo económico y metido a última hora, es la otra aportación de Franco a la nueva ejecutiva. En el comité nacional, Franco aprovechó para hacer alguna maldad. La larga lista del comité nacional, encabezada por Alfred Boix, tenía una sorpresa en Alicante, que generó malestar entre cargos socialistas. Dentro de la cuota de Franco en ese órgano, además del propio exsenador, figura Blas Bernal, impulsor en 2005 del voto a favor del Plan Rabassa y durante los últimos años apartado de la primera línea.

Por contra, el grupo de Serna y Chulvi ha situado en la dirección entre otros a la portavoz en Orihuela y diputada provincial Carolina Gracia, con el premio de la secretaría de la Alternativa, una de las que Puig más quiere potenciar; al alcalde de Alcoy, Toni Francés, como responsable de Política Comarcal; o a la futura primera edil de Aspe, María José Villa, en Urbanismo Sostenible. El alcalde de Sant Joan, Jaime Albero, es el número uno de la comarca de l'Alacantí en la lista al comité nacional. El pulso parece abierto a la espera de que los aspirantes que suenan en todas las quinielas: Rubén Alfaro, alcalde de Elda y avalado por Franco; el primer edil de Alcoy, Toni Francés; o el citado Lázaro Azorín se posicionen.

Entre los alicantinos que también estarán en la ejecutiva figuran, por descontado, Juana Serna como presidenta; la alcoyana Blanca Marín, número dos de la conselleria de Economía, como coordinadora de Crecimiento Económico y Ocupación; y Ana Barceló como responsable de Ciudadanía y Valores Republicanos. Las tres en el nivel de más poder de la ejecutiva. En el segundo aparecen el diputado Julián López Milla, que dirigirá el área de Financiación Autonómica; o la secretaría de Agua, encomendada a la alcaldesa de Albatera, Rosa Guillén, un cargo que por vez primera se crea en el PSPV. El alcalde de l'Alfàs del Pi, Vicent Arques, se encargará de los residentes extranjeros. Finalmente, como adelantó este periódico, los alcaldes de Alicante, Gabriel Echávarri; Elche, Carlos González; y el citado Alfaro, presidente de la Federación de Municipios, estarán en el plenario de la dirección sin tareas asignadas.