El procedimiento judicial al que se enfrenta Mónica Lorente se ha convertido en un hito más de la batalla que se libra, desde hace muchos meses, por el control del PP de Orihuela, una de las juntas locales en la que los restos del zaplanismo lograron resistir frente a las maniobras de la dirección provincial de José Císcar. Un pulso que ha tenido como momentos estelares los dos intentos fallidos de moción de censura impulsadas por varios ediles imputados y con el visto bueno de Serafín Castellano, número dos de Alberto Fabra en el organigrama regional del PP y que se muestra más proclive a la dirección local a raíz de sus tensas relaciones con Císcar. Mónica Lorente, aunque con Pepa Ferrando como candidata, sabía que con los populares instalados en el poder tenían otra vía ganada para cavar la trinchera frente a la cúpula provincial.

Así y todo, fuentes del entorno de la diputada provincial del PP se mostraron confiadas en que, finalmente, la vista judicial quedará en papel mojado. Así se lo ha trasladado la propia Mónica Lorente, según estas fuentes, a la propia presidenta de la Diputación. Igualmente, señalaron que la edil oriolana lleva meses hablando con el PP de su salida que se produce, apuntaron estas mismas fuentes, de forma voluntaria y sin ningún tipo de presión.