El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, dejó ayer sentado que quiere ser de nuevo el cartel electoral de los socialistas en 2019, pero que ese será su último mandato como gobernante, ya que cree firmemente en la limitación de mandatos a ocho años. Su renuncia a repetir a partir de esa fecha como candidato irá aparejada a su voluntad de dejar la secretaría general del PSPV. Hasta entonces piensa compaginar ambos cargos, que él considera indisolubles.

Puig llenó anoche el salón de actos de la sede de UGT. Fue acogido con afecto en una comarca donde sufrió una contundente derrota en las primarias que devolvieron a Pedro Sánchez a la secretaría general. Tanto han cambiado las tornas que entre el público se sentaban destacados representantes del sanchismo de la Ribera, entre ellos David Pedrón, impulsor de la primera plataforma de apoyo que se constituyó tras el tumultuoso comité federal que forzó la dimisión de Sánchez. Pero el secretario general del PSPV no pudo utilizar la sede socialista comarcal, porque los dirigentes alcireños del partido habían convocado en ese lugar, a la misma hora y de manera extraordinaria una reunión de la comisión ejecutiva local. Ante su negativa a ceder el inmueble, Puig tuvo que reunir a sus seguidores en los locales de UGT. El veto de los «sanchistas» en la sede de Alzira se hizo evidente y