Todo el mundo en la cúpula del PP da por descontada la victoria de la candidatura oficialista que encabeza Toño Peral para tomar el mando de la formación en la ciudad de Alicante. La cuestión, en estos momentos, no se centra en conocer si la lista pactada por los principales grupos de los populares alicantinos -Luis Barcala, Carlos Castillo, exzaplanistas...- con el aval de la dirección provincial logra vencer en la asamblea marcada para el próximo viernes. Eso parece, en estos momentos, casi asegurado. El gran interrogante, a 72 horas de que se abran las urnas, es el nivel de apoyo que puede obtener esa candidatura en un proceso en el que, al final, tendrán derecho a voto algo más de un millar de personas. Dato que se conocerá una vez que esta tarde se cierre definitivamente el censo de militantes que están al corriente del pago de las cuotas y que, por tanto, pueden tener derecho a voto.

La lista que lidera Toño Peral -actual jefe de gabinete del presidente de la Diputación, César Sánchez- se está empleando a fondo con una campaña casi de afiliado a afiliado con contacto directo, incluso, vía telefónica o en encuentros de grupo para intentar lograr un porcentaje lo más amplio posible en las urnas. Fuentes de la candidatura consideraron razonable cosechar, al menos, un 80% de los apoyos frente a la lista conformada por militantes de base que encabeza Francisco Maestre y que, finalmente, logró «pasar» el corte para llegar a la votación final. No estamos ante una cuestión menor. No es lo mismo una victoria clara y contundente que la posibilidad de que se produzca un resultado más ajustado que, alguna manera, visibilizaría un enfado de la militancia del PP en la ciudad de Alicante por el mal funcionamiento que, a lo largo de las últimas dos décadas, ha tenido la estructura del partido en la capital.

El proceso y, por tanto, la asamblea del próximo viernes se convierten en un termómetro de la crispación interna. Pero, de paso, examinan también a la plana mayor del PP. Al presidente provincial José Císcar como gran impulsor del acuerdo para intentar aplazar la batalla por la liderar la oferta electoral del partido para la Alcaldía en 2019. A los dos principales referentes institucionales en la capital: el portavoz en el Ayuntamiento de Alicante, Luis Barcala; y el vicepresidente de la Diputación, Carlos Castillo, que aspiraban a la Alcaldía. Pero también a otros grupos que se han sumado al acuerdo como el de los exzaplanistas con el director de la Cámara de Comercio, Carlos Mazón, o al sector de militantes que controla el expresidente de la Diputación, Julio de España, que ha colocado a su hija y actual edil en la secretaría general.

Y, además, obviamente también se ha convertido un arma de doble filo para el propio Toño Peral que, en función de la amplitud del resultado y de la gestión que sea capaz de desplegar al frente del PP hasta la cita electoral, tiene la oportunidad de volver a la primera línea en la lista municipal de 2019 después de quedarse fuera de la nómina de cargos públicos de los populares en las últimas elecciones. Así que lo que, en principio, estaba planteado como un gran ejercicio de cohesión para evitar que la asamblea se convirtiera en un «primer asalto» de la candidatura a la Alcaldía, finalmente, corre el riesgo de convertirse en un escaparate del enfado de la militancia, lo que obliga a la candidatura oficialista a desplegar, al menos, un esfuerzo de movilización para el viernes.