La grave crisis de Ciudadanos en la Comunidad ya ha puesto rumbo sin retorno hacia un escisión que puede terminar con la salida de hasta cuatro diputados del grupo parlamentario en las Cortes. La dirección de Cs está «organizando» una recogida de firmas de militantes para vestir el santo y cargarse de razones para abrirle un expediente de expulsión a Alexis Marí, antiguo síndic en el hemiciclo y ahora enfrentado con la cúpula naranja con las diferencias sobre la discriminación de la Comunidad en el reparto de los presupuestos del Gobierno de Mariano Rajoy como detonante. La cúpula naranja pretende frenar, de esta manera, la escalada de tensión que se ha alimentado en los últimos días con más presión contra Marí y sus afines. Ayer mismo, la portavoz de Cs en las Cortes, Mari Carmen Sánchez, y el secretario general de la formación, José Manuel Villegas, salieron a la palestra para elevar la presión y reclamar a los díscolos sus actas en las Cortes Valencianas.

La cúpula nacional de Ciudadanos ha tomado las riendas para sofocar la guerra civil que vive el partido en la Comunidad. Y no quiere alargar demasiado el coste de imagen que, a diario, tiene la batalla tanto en la escena institucional como también en las redes sociales. Como se recordará y a pesar de que la maniobra estaba prevista desde febrero, Alexis Marí fue relevado como portavoz en las Cortes después de mantener de forma nítida su negativa a los presupuestos generales del Estado, que recortan la inversión en un tercio en la Comunidad y casi a la mitad en la provincia. Participó en la cumbre convocada por el presidente de las Cortes, Enric Morera, para protestar por la discriminación de la Comunidad mientras Ciudadanos daba su visto bueno a las cuentas en Madrid.

Para cortar por lo sano, la dirección de Cs quiere trasladar además la imagen de que la ejecución política de Marí, casado con la eurodiputada Carolina Punset, no es una imposición que llega desde la cúpula y está promoviendo una recogida de firmas en la que se solicita la apertura de un expediente. Se trata de intentar ofrecer la sensación de que el malestar de los militantes obliga a tomar una decisión drástica. Ese es el camino que ha decidido iniciar la dirección de Cs a sabiendas de que ni Alexis Marí ni ninguno de sus afines va a tomar la decisión de marcharse por su propia voluntad. El antiguo síndic naranja. Alexis Marí ya se había distanciado de la dirección del partido con sus críticas a la línea ideológica y estratégica impulsada por Alberto Rivera. Una vía aprobada en la asamblea general celebrada el pasado febrero cuando Ciudadanos decidió dar un giro a la derecha y pactó con el PP.

El exportavoz fue apartado del cargo el pasado 24 de abril, tras expresar su disconformidad con el trato que había recibido la Comunidad Valenciana en los Presupuestos Generales del Estado de 2017. Desde entonces, bien a través de declaraciones públicas o de su perfil en Twitter, Alexis Marí ha criticado abiertamente al alto mando de su partido. Desde el propio Albert Rivera hasta el diputado Toni Cantó, con el que tiene viejas cuitas pendientes de la etapa que ambos compartían en UPyD.

El conflicto en la Comunidad ya se ha convertido en un problema de primera magnitud para Ciudadanos. No sólo ha salido Toni Cantó a pedir el acta de Alexis Marí. También lo han hecho los números dos y tres del escalafón de Ciudadanos -Inés Arrimadas y el citado Villegas- además de Mari Carmen Sánchez, nueva síndica parlamentaria. La posible marcha de hasta cuatro diputados naranjas en las Cortes abre la puerta a cambios legales de enorme trascendencia.