Apenas 72 horas después de la clausura del congreso provincial que ratificó a José Císcar como presidente para otro mandato, el PP se meterá de inmediato en la carrera para elegir a sus «jefes» locales. Mañana mismo se reunirá la cúpula popular -primer encuentro después de la reelección de Císcar- para fijar un calendario que, salvo un cambio de última hora, convocará todos los congresos locales para la primera semana de julio. Cada jornada se completarán las asambleas en una comarca para cerrar el proceso, como máximo, en siete u ocho días. Un proceso que nace con una evidencia. Aunque se da por hecho que habrá votaciones con candidatos alternativos en varias poblaciones, los principales focos de conflicto estarán en Alicante, donde de momento se habla de dos candidatos en liza; y Elche, con tres aspirantes anunciados. Pero que, a la vez, también arranca con una advertencia: sólo se eligen presidentes locales que en ningún caso conceden de forma automática la candidatura a la Alcaldía en la cita de 2019.

Desde hace meses, como ya anunció este periódico, la intención del presidente provincial del PP, José Císcar, pasa por resolver las asambleas municipales una vez pasadas las Hogueras pero antes de abordar las vacaciones. Eso permitirá a los populares, a la vuelta del verano, llegar con todos sus equipos definidos para hacer frente a la segunda mitad del mandato mientras los socialistas, por ejemplo, todavía estarán enfangados en los congresos provinciales o comarcales, en función de la estructura que elijan; y de sus asambleas municipales. Así que mañana mismo, casi a renglón seguido del congreso provincial celebrado el sábado en Torrevieja, la cúpula popular se reunirá para certificar la apertura del procedimiento de elección en los municipios, que también se hará, en el caso de que haya dos candidatos, con el sistema de «un militante, un voto».

Alicante y Elche, aunque también pueden generarse tensiones en alguna otra cabecera de comarca como Orihuela, serán los dos principales focos de conflicto. Fuentes populares aseguran que en la capital, como mínimo, habrá dos candidaturas. Una liderada por el portavoz del PP en el Ayuntamiento de Alicante, Luis Barcala; y otra por el vicepresidente de la Diputación, Carlos Castillo. Ambos llegaron, en su momento, de «rebote» a sus puestos. Uno por la marcha del consistorio de Asunción Sánchez Zaplana. Y otro al Palacio Provincial por la renuncia del propio José Císcar en favor de César Sánchez. Ahora buscan una «legitimidad extra» de cara a su aspiración de ocupar la candidatura a la Alcaldía en un escenario cierto que concede muchas opciones al PP de recuperar la ciudad de Alicante en 2019. Y, al final, ambos van a jugar esta partida para convertirla en una especie de «primer asalto» de la elección del alcaldable que, como se recordará, corresponde a la dirección nacional a propuesta de cada provincia.

Algo parecido ocurre en Elche. De momento, la cúpula alicantina tiene constancia de tres posibles alternativas: la diputada Mercedes Alonso, Pablo Ruz y la exparlamentaria Enriqueta Sellers. Aunque nada hay concretado, todo apunta a que los dos últimos, finalmente, pudieran unir fuerzas contra la exalcaldesa. Ocurra lo que ocurra, ese es el complicado decorado que hay en estos momentos encima de la mesa en Elche. Por ahora y aunque han surgido especulaciones en ese sentido, la cúpula provincial no contempla la posibilidad de intentar aplazar esas batallas con un candidato de consenso sin ninguna aspiración que pueda pilotar el partido o en Alicante o en Elche hasta que se decida el aspirante a la Alcaldía que, en último extremo, es la verdadera pugna de este proceso. Pero tampoco esa posibilidad se puede descartar del todo. De todas maneras, sí hay una advertencia muy clara: ganar este congreso no garantiza ser alcaldable en 2019. Vencer, dicen, no supone nada y perder sí deja tus opciones tocadas. Y encima la dirección provincial no renuncia a buscar alcaldables para 2019 que, a día de hoy, no se encuentren en la primera línea política. La batalla, pase lo que pase, está servida.