Pasada la una de la tarde de ayer sábado, visiblemente emocionados y enamorados, Carolina Punset y Alexis Marí bajaron al hall del edificio Veles e Vents, en la Marina Real de Valencia, para posar ante casi una decena de periodistas y fotógrafos que los esperaban para captar su imagen ya como recién casados. La eurodiputada y el síndic en las Cortes Valencianas de Ciudadanos se acababan de dar «el sí quiero» en una ceremonia civil oficiada por el alcalde de Valencia, Joan Ribó, que les leyó el hermoso poema de Mario Benedetti Hagamos un trato. El acto se hizo en valenciano por expreso deseo de los contrayentes. Hacia el mediodía había arrancado el enlace nupcial en presencia de un centenar de invitados, entre amigos y familiares; y una nutrida representación de autoridades de la Comunidad Valenciana de PP, PSPV, Podemos, Compromís y Ciudadanos.

El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, que había acudido acompañado al enlace con su esposa Amparo Panadero, dedicó a la pareja los versos de Ausias March Veles e vents. La vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, también les obsequió con otro bello poema, mientras que Alberto de Rosa, director general de Ribera Salud y amigo de la familia, pronunció un corto pero cálido discurso.

La novia lució un vestido largo blanco, con escote en forma de uve y mangas largas de encaje. Llegó acompañada de su padre y padrino en la boda, el exministro y divulgador científico Eduard Punset. Por su parte, el novio llevaba un traje azul con camisa blanca lisa y una corbata granate. Tras el enlace se celebró un almuerzo y una fiesta. Llamó la atención, entre los invitados, la amplia representación de altos cargos de Compromís y la escasa de Ciudadanos. De hecho, a la misma hora en que Punset y Marí se casaban, se celebraba en Madrid la asamblea general en la que resultó elegido Albert Rivera como líder de la formación naranja, en un acto en el que se especuló hace meses que podría haber estado la propia Carolina como posible candidata también a dirigir el partido y como alternativa a Rivera.

En la boda sólo estuvieron el diputado autonómico de Ciudadanos, David de Miguel; y la concejala en Valencia María Dolores Jiménez, que acudió a felicitar a los contrayentes y se marchó con celeridad para seguir con sus obligaciones institucionales. En cambio, Compromís fue el partido con más representación, ya que junto a Oltra también estuvieron el conseller Vicent Marzà, el síndic Fran Ferri, la diputada Mireia Mollà y a última hora de la mañana se unió el presidente de las Cortes Valencianas, Enric Morera, y su esposa Tona Català. Por el PSPV estuvo el síndic en las Cortes, Manolo Mata, con su pareja Carmen Romero; y el diputado autonómico y miembro de la gestora del PSOE José Muñoz. Asimismo, acudió el síndic y líder de Podemos, Antonio Montiel, junto a su esposa Anna Gimeno; y a la diputada autonómica Fabiola Meco. Finalmente, por el PP, asistieron los diputados Luis Santamaría, José Juan Zaplana y el exconseller y magistrado Fernando de Rosa.

Presencia de un tránsfuga

Por haber, hubo hasta un tránsfuga. El diputado provincial Fernando Sepulcre no se quiso perder el enlace e incluso dio cuenta de su amistad con los contrayentes con varias fotos en su cuenta de Facebook.

La celebración dio para múltiples anécdotas como la difusión en las redes sociales de un simpático vídeo de Mollà, Oltra, Ferri, Marzà y Mata, bailando al ritmo de la Gossa Sorda. También se pudo ver una foto de la ceremonia con los novios de espaldas, escuchando unas palabras de la vicepresidenta del Consell.

La novia accedió al Edificio Veles e Vents con su padre, sin pasar por delante de la prensa, pero sin embargo el novio charló de manera desenfadada con los periodistas. Él mismo a partir de las 11.30 horas fue recibiendo a los invitados con grandes muestras de cariño, antes de dar el «sí quiero». Con gran sentido del humor bromeó con la posibilidad de que Carolina Punset lo dejase plantado: «Con tantos periodistas que habéis venido, se enterarían hasta en China», comentó. Luego, dijo «estar tranquilo», incluso aseveró que se recordaba estar «más nervioso en el Día del Debate General» cuando le llegó el turno de preguntar al presidente, que en el día de su propia boda.

Y no a China, sino a Roma se van los contrayentes de luna de miel. Felices y enamorados. Tanto que hasta se dieron el beso nupcial cuando aún no se había acabado la ceremonia.