Fueron -y siguen siendo- su gran altavoz, pero a la vez se han convertido en uno de sus principales problemas. Las nuevas tecnologías han acompañado a Podemos desde su fundación, le han situado a la vanguardia política del país en la comunicación a través de las redes sociales y le han permitido difundir su mensaje hasta los lugares más recónditos de España. Ahora bien, también se han convertido en un quebradero de cabeza para la propia formación morada. Especialmente en la provincia de Alicante, donde se han sucedido distintas polémicas desde la eclosión del partido.

La última ha sido la de Llum Quiñonero. La que fuera número uno de Podemos por Alicante en las pasadas elecciones autonómicas escribió esta semana un polémico mensaje en su página personal de Facebook: «Echávarri (en alusión al alcalde de Alicante, Gabriel Echávarri) me recuerda a un maltratador q tras la bronca asegura que nunca más volverá hacerlo (sic). Hunde en la tragedia a quienes le acompañan».

Esa equiparación del primer edil alicantino con un maltratador no dejó indiferente a muchos de los amigos de Quiñonero en la red social. La mayoría aplaudieron sus palabras, incluidos antiguos militantes socialistas, pero hubo otros que las censuraron. La polémica no se quedó ahí. A raíz de que este diario se hiciera eco del mensaje de la diputada, las reacciones llegaron en cascada. Tal fue el cariz que tomó la situación que hasta la propia parlamentaria de Podemos tuvo que disculparse. Lo hizo, de nuevo, a través de Facebook. «Desde hace décadas estoy comprometida con la lucha feminista y de un modo especial con la lucha contra la violencia machista (...). Digo esto a raíz de unas palabras mías que lamento que hayan provocado confusión y por las que, en esa medida, me disculpo», escribió el jueves, dos días después de su primer mensaje contra Echávarri.

Para desgracia de Podemos, esa no ha sido la única salida de tono que ha vivido el partido en los últimos meses con las nuevas tecnologías de por medio. La primera, y probablemente la más sonada, se vivió en WhatsApp. Corría diciembre de 2014. Con la formación morada en pleno proceso de crecimiento tras sus excelentes resultados en las elecciones europeas, llegó el momento de celebrar primarias para elegir a los secretarios generales en los distintos municipios. Tres candidaturas optaban a liderar la formación en la ciudad de Alicante. Una encabezada por Jesús Bustos, otra comandada por Nerea Belmonte y una tercera con Alejandro Martínez al frente. Ganó la primera. Pero de forma irregular, tal y como se concluyó meses después. ¿Por qué? Todo estalló el 21 de junio de 2015, más de seis meses después de las primarias.

INFORMACIÓN tuvo acceso a un chat interno de la lista de Bustos en el que se fraguó un «pucherazo» para imponerse en el proceso interno. El por aquel entonces Consejo Ciudadano (la ejecutiva) de la capital inscribió a personas censadas fuera de la ciudad en direcciones inventadas, se ofrecieron explicaciones con todo lujo de detalles para trampear el proceso, el propio Bustos detalló cómo inflar el censo para ganar las primarias... La turbidez del asunto alcanzó incluso a la diputada autonómica Covadonga Peremarch, que formó parte de esa candidatura. Y es que, de acuerdo con ese grupo privado, inscribió a su hermano menor de edad para que pudiera votar pese a que la normativa de Podemos prohibía de manera taxativa la participación de todos aquellos jóvenes menores de 18 años.

Como es sabido, la comisión de garantías del partido en la Comunidad sancionó a 10 miembros de la cúpula de Podemos en Alicante, incluida Peremarch, y este mismo órgano, pero a nivel estatal, confirmó su año de inhabilitación en enero de 2016. Peremarch, sin embargo, no dimitió en las Cortes, obvió su compromiso ético con el partido y pasó al grupo de no adscritos... sueldo incluido.

Aún ha habido más escándalos. Uno de los expedientados, Ángel Arroyo, también recibió una denuncia de Francisco Olivares -un miembro de la lista que perdió las primarias- por haber suplantado supuestamente su identidad en Twitter y haberle relacionado con la extrema derecha.

La ya penúltima polémica tuvo como protagonista a Víctor Fernández, exasesor de Nerea Belmonte en el Ayuntamiento de Alicante e integrante de la lista que perdió las primarias. «No quiero hacer leña del árbol caído, mejor quemarla, puede arder 7 días y calentar una familia sin recursos», dijo en Twitter tras la muerte de Rita Barberá, en un tuit que después retiró.

Las constantes «metidas de pata» en las redes sociales han provocado incluso que el actual Consejo Ciudadano de Alicante, dirigido por Pascual Pérez, haya impulsado 10 medidas para poner orden en las cuentas de los dirigentes de la capital en las redes sociales.