«Necesitamos cambios cualitativos en Europa. Hay que reorientar el debate: no es más o menos Europa, es una Europa mejor». Esta fue una de las ideas que Felipe González pronunció ayer en Valencia, donde recibió el premio Convivencia de la Fundación Profesor Manuel Broseta, en el 25 aniversario de la entidad y del asesinato del jurista valenciano.

Con este galardón, la fundación reconoce «la trascendencia de la labor de la integración de España» en las Comunidades Europeas con la firma de un tratado que cumple 30 años. Junto a González, también fue galardonado Jacques Delors, el por entonces presidente de lo que ahora es la Comisión Europea, que no asistió al acto del Palau de la Generalitat por motivos de salud.

Además de su labor para la integración de España en la UE, el presidente de la fundación, Rafael Ferrando, también destacó de la trayectoria de González la «transformación» de España bajo su mandato y la «consolidación del sistema democrático».

El expresidente del Gobierno defendió el «proyecto de soberanía compartida» que es Europa, pero pidió cambios, como en las políticas fiscales, que se cumplan los reglamentos o que la presidencia de la Comisión respete el papel que le mandan los tratados ya que, según el expresidente, esto no pasa desde que Delors dejó el cargo.

González afirmó que las últimas crisis (Lehman Brothers, los refugiados y la seguridad, y el «brexit») han «puesto en cuestión» que la Europa actual tenga «respuestas». Además, vaticinó un nuevo reto: la relación entre la Unión Europea y los EE UU de Donald Trump, a quien calificó de «macho alfa imprevisible».

El galardonado también apeló a la necesidad de «recuperar el sentido de la palabra 'diálogo'» y distinguió entre la «España plural» que se refiere «a las ideas de la razón» y la «diversa», la España de los «sentimientos de pertenencia de los distintos pueblos que la integran». Asimismo acusó a los nacionalistas de «resurgir» en lugar de «preguntarse cómo cambiar la globalización».

«Grandes arquitectos políticos»

En el acto de entrega del premio, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, aseguró que lo reciben «dos grandes arquitectos políticos de nuestro tiempo». El jefe del Consell apuntó que González trabajó durante sus 12 años de gobierno por el «estado de bienestar, combatir el feroz terrorismo y romper con el aislamiento internacional».

En su discurso, Puig tampoco olvidó a los socialistas Joan Lerma, al recientemente fallecido Mário Soares, o al dirigente francés François Mitterand. Aseguró que Europa está «débil, asustada y desorientada» y que ante «la incertidumbre, esperanza». Asimismo, aseveró que los problemas de las personas «ya no se resuelven aisladamente en sus estados».

En el acto -que congregó a los representantes de diferentes sectores de la sociedad valenciana- estuvo muy presente la figura de Manuel Broseta, de quien se destacó su espíritu europeísta. Felipe González reconoció que es una «distinción muy emotiva» porque existen «vínculos muy especiales» con un «hombre de diálogo, de derecho, reformista y reformador y europeista, que creía en la concordia».