No hay fecha para la reapertura de Ràdio Televisió Valenciana, una operación estratégica del Consell de izquierdas que comparten los socialistas y Compromís. La batalla política con el boicot del PP tanto desde Valencia como también en Madrid a ese movimiento, el embrollo legal con los extrabajadores de la cadena y el caos técnico no sólo por la falta de tecnología sino también por el expolio de material van a retrasar los plazos para que se retomen las emisiones de la cadena autonómica. Los principales cargos del Consell, de hecho, yan han asumido en el argumentario de su mensaje ese nuevo escenario. El cambio de rumbo pasa, en estos momentos, por dar pasos más lentos pero sequros para evitar que se pueda acabar frustrando el proyecto, una decisión que el ejecutivo continúa considerando, en cualquier caso, un punto clave para la segunda mitad de la legislatura.

Hace sólo unos días, durante un encuentro con periodistas en Alicante, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, reconoció, en un momento de su intervención en público, que no se iba a atrever a dar más fechas para el reinicio de las emisiones. La primera intención del Consell, como avanzó en su día este periódico, era hacer coincidir el encendido de la pantalla o, como mínimo, el arranque de las emisiones en pruebas con el tercer aniversario de la decisión del PP de cerrar la emisora pública, efeméride que se cumplió el pasado 29 de noviembre. Desde hace meses, la Generalitat tiene todo preparado para activar el botón de las emisiones. El pasado verano, de hecho, disponía de acuerdos para la emisión, en pruebas o para programación regular, de partidos de fútbol de los principales equipos de la Comunidad.

La imposibilidad de hacer coincidir el reinicio de la actividad de la Corporació Valenciana de Mitjans Audiovisuals -el nombre elegido para el nuevo ente público- con el aniversario del cierre abrió la puerta a otras alternativas. Opciones como que el mensaje de fin de año de Ximo Puig se difundiera a través de la cadena o, incluso, la posibilidad de que uno de los dos partidos de la última eliminatoria copera entre el FC Barcelona y el Hércules se hubiera podido retransmitir como parte del plan de arranque de la emisora pública autonómica. Hace unas semanas, incluso, se especuló con la posibilidad de una emisión en pruebas breve -unas tres semanas- para poder empezar la programación antes de Semana Santa. Lo cierto, sin embargo, es que ni Ximo Puig, como quedó claro hace unos días en Alicante; ni tampoco Mónica Oltra, vicepresidenta y líder de Compromís, se «mojan» a día de hoy sobre la fecha prevista para el encendido.

Esta misma semana, en unas declaraciones concedidas a Europa Press, Oltra, sin calendario concreto, admitió que «al Consell probablemente le hubiera gustado poder ir más rápido» en la puesta en marcha de la nueva RTVV, pero «al final en la vida no siempre se hace lo que se quiere, sino lo que se puede». «Mucha gente pregunta para cuándo Canal 9, pero hay que hacer las cosas bien, no por hacerlas más rápido al final salen mejor», puntualizó en unas manifestaciones que suponen un giro en la estrategia del Consell: pasos más lentos pero seguros para garantizar la legalidad de todo el proceso de reapertura.

Un reinicio de las emisiones que, en estos momentos, está pendiente de tres frentes. El boicot político del PP: ya consiguió retrasar la consitución del Consejo Rector con la negociación parlamentaria y la amenaza de La Moncloa de presentar un recurso contra el proyecto, una negociación que está a expensas de una reunión de la comisión mixta entre la Generalitat y el Gobierno de Madrid todavía sin convocar. El embrollo legal: el Consell negocia una salida a la demanda que interpuso un sindicato contra el ERE que decretó el PP para cerrar Canal 9 en 2013, un juicio que está fijado en la Audiencia Nacional para el próximo 11 de enero. Y, finalmente, el caos técnico: no sólo los antiguos equipos están obsoletos y no garantizan la calidad de la emisión sino que hay denuncias sobre el expolio de las instalaciones y del material técnico.